Aquello de guardar el vestido de novia para que lo herede la hija ya no se estila. Las mujeres del siglo XXI quieren un traje para su enlace a estrenar. La moda de la ropa second hand no tiene apenas éxito cuando se trata de dar el "sí quiero". Así lo refleja un informe publicado por el portal web Bodas.net en el que se han analizado las nuevas tendencias en el mercado de las uniones matrimoniales. Tan solo un 0.7% de novias recurre al vestido que le toca heredar.
El 67,7% de las futuras esposas prefieren adquirir la valiosa prenda en marcas especializadas como Pronovias, Rosa Clará, Aire Barcelona y San Patrick. Sin embargo, el 20,2% de féminas prefieren encargar a un taller o modista el diseño del vestido de sus sueños.
En total, un 98,3% de novias irán con un traje exclusivo y realizarán un desembolso de casi 2.000 euros para un día. ¿Merece la pena? Los expertos ya lo califican como la peor inversión de los preparativos de la fiesta del amor. El coste medio del gasto en España es de 1.750 euros de media por traje. El color blanco sigue siendo el favorito para el 90% de las mujeres. Además, el traje ocupa el tercer lugar entre los gastos más relevantes del casamiento.
¡Al agua, novias!
Pero estos detalles económicos que provocan dolores de bolsillo, no parecen importar lo más mínimo a las novias de la era digital. Y así se demuestra con la reciente moda que ha llegado procedente de Norteamérica. En vista de que el vestido no va a heredarse pues que mejor que destrozarlo. Es la nueva tendencia denominada Trash the dress. Al contrario que nuestras abuelas, las neonovias intagramers no buscan tener durante años y años el vestido en el armario. Ahora, el traje de novia sólo ocupa lugar, es un estorbo que nadie quiere y lo que se persigue es librarse de él.
El vestido de novia es el objeto que más valor tiene y que con mayor velocidad se devalúa, según el análisis de Bodas.net. Así un vestido de alta costura de Pronovias, en el momento de comprarlo podría costar unos 3.000 euros y, 24 horas después, tras la boda, haberse depreciado hasta un 70%. Es el descuento que aplican, por ejemplo, en webs como Weddalia donde venden vestidos para casarse de segunda mano de Pronovias por 500 euros y con un solo uso.
Pero para algunas, la posibilidad de recuperar parte del coste invertido en el vestido poniéndolo en venta es una idea nada atractiva si lo comparamos con la loca moda que invade las playas en verano.
Es cada vez más común encontrar novias zambulléndose en el agua con el vestido para hacerse las tradicionales fotos del enlace. Es así. Se ha pasado de la típica postura rígida de la pareja mirando a cámara con florecitas de fondo a un escenario totalmente opuesto.
Para deshacerse del vestido que ya nadie querrá, las novias no dudan en meterse en la mar salada por completo. Frente a la mirada atónita de los bañistas que ven con pena en sus miradas cómo están llenando el vestido de arena esas novias mojadas de arriba abajo. Los fotógrafos juegan con el sol y la recién casada como si de la mismísima sirenita Ariel del universo Disney se tratara.
Las novias dicen adiós a los miles de euros revolcándose entre las piedras y medio ahogándose por el peso del vestido. Todo sea por tener el album de fotos de boda más original. Se declaran chicas antinostálgicas y en la cultura del usar y tirar, el vestido de novia no ha podido salvarse de ser ahogado. Y ojo, porque no sólo en las playas podrá verse los numeritos que protagonizan novia, novio y fotógrafo al lado de tu sombrilla. Dado que muchas parejas se casan en zonas de interior, a falta de playa bueno son lagos, ríos y charcas.
Tal y como indica el estudio del portal especializado en bodas, el gasto medio de un enlace en España se estima que ronda los 20.000 euros. En este presupuesto se incluyen banquete y viaje de novios. Y claro, ya de perdidos al río, con o sin vestido.