Desde hace varias semanas, Pedro Sánchez ha insistido en que España necesita recaudar más impuestos para financiar un Estado del Bienestar "de primera". De hecho, el nuevo presidente ha defendido abiertamente un aumento de los ingresos de Hacienda equivalente a 40.000 millones de euros. Sin embargo, aunque el líder socialista parece asumir que más gasto deriva en más eficiencia, la evidencia empírica nos dice algo muy distinto.
Un informe especialmente influyente en este sentido es el que publicó la OCDE en 2016. Firmado por Jean-Marc Fournier y Asa Johansson, el documento se centra en estudiar el nivel de efectividad observado en el gasto público de los países desarrollados. La conclusión del trabajo es clara: cuanto más aumenta la recaudación, menos crece la economía y menos efectividad tienen los distintos programas financiados por las Administraciones Públicas.
España ocupa el puesto 23 en el ranking que mide la percepción de eficiencia del gasto público en la OCDE. Por detrás de nuestros países aparecen nueve jurisdicciones, entre ellas Italia y Grecia, que ocupan el último puesto de la lista. En el extremo opuesto, como ejemplo de mayor eficiencia, figuran países del Norte de Europa: Finlandia, Dinamarca, Suecia, Noruega…
Jean-Marc Fournier y Asa Johansson muestran que el aumento del PIB derivado de los aumentos del gasto público arroja una curva decreciente. Por tanto, perseguir las recetas que favorece Pedro Sánchez redunda en una desaceleración económica que, de hecho, puede llegar a traducirse en un escenario de recesión. Disparar los impuestos no sale gratis.
La recomendación que hace el informe de la OCDE es totalmente opuesta a las tesis de Pedro Sánchez. Jean-Marc Fournier y Asa Johansson consideran que España es uno de los países desarrollados que más puede aumentar su PIB si reduce el tamaño del Estado.
En el caso de Italia, Grecia o Francia, las ganancias de un programa de austeridad serían especialmente elevadas. España no se mueve en cifras tan significativas, pero sí podría disparar un 5% el tamaño de su economía si, en vez de ampliar la recaudación y el gasto público como sugiere Sánchez, hace todo lo contrario y contrae el tamaño de las Administraciones y el alcance de los impuestos.