Hay muchas medidas que tienen pros y contras. Otra cosa es que los vendedores de ideas, argumentando que es por nuestro bien, muestren los pros y silencien los contras.
Me he ganado fama de agorero por no plegarme a lo que se considera políticamente correcto. Por lo visto es correcto que, cuando a la sociedad se le engaña con las maravillas del país de Alicia, nadie, repito, nadie, al modo estalinista, debe descubrir la parte oculta, si esta puede contrariar a quienes, aunque engañados, viven en la verdad oficial.
Qué significa o dónde empieza el concepto de demasiado. La primera sospecha de estar gastando demasiado se sitúa en el momento en que una unidad económica gasta más de lo que ingresa y de lo que razonablemente piensa ingresar.
Es decir, cabe un gasto mayor que el ingreso en el día de hoy si pienso que éste será superior al gasto mañana. El peligro de esta salvedad está en el optimismo del porvenir frente a la realidad del hoy. Pero la precisión resulta procedente considerando los gastos de inversión.
Las economías de consumo, las familias, tienen bien claro de lo que estamos hablando, por lo que, a ellas, mi respeto y admiración. Ya existen dudas de algunas economías empresariales, nacidas como producto del optimismo emprendedor, que aparecen y desaparecen cuando las pérdidas hacen la deuda insoportable. A ellos, también mi respeto, porque son los que sufren las consecuencias de su error.
Pero, qué decir del sector público –Estado central, comunidades autónomas, ayuntamientos–. Aquí, la situación es mucho más grave; yo diría que casi en la totalidad de los casos, pero sobre todo en los centros de poder gobernados por las izquierdas, que nunca entenderían que el presupuesto tuviera que estar en equilibrio, como sí ocurre en el sector privado.
Ahora, la culpa la tienen los pensionistas, que quieren cobrar la pensión a la que tienen derecho, para lo cual hay que subir los impuestos; aunque les aseguro que seguirán presentes el déficit y el aumento de deuda pública. ¿Por qué nunca se les ocurrirá reducir el gasto?
Gastan y gastan sin medida. La Generalidad de Cataluña debe ya al Estado casi 7.500 millones de euros en lo que va de año, lo que significa un tercio del FLA. ¿Cuándo se dirá no a la petición? Argumentan, como excusa, que los intereses del BCE están al cero por ciento. Pero no lo estarán siempre, y cuando dejen de estarlo…
Además, por el momento, los tenedores de euros ya estamos sufriendo la devaluación de nuestra moneda frente al dólar americano. Los que vayan de turismo a EEUU comprobarán cómo se han empobrecido a la hora de usar dólares. Los españoles estamos cercados: nos empobrecemos en el interior por la subida de impuestos y en el exterior por la debilidad del euro.
Aquí tienen el reverso de las alegrías del gasto.