La reforma laboral de 2012 ha aumentado notablemente el grado de flexibilidad de nuestro mercado de trabajo. Este cambio de paradigma explica la intensa creación de empleo que se ha observado desde apenas un año después de la entrada en vigor del nuevo marco.
Desde la izquierda, se ha pretendido demonizar la reforma laboral aludiendo de forma vaga a cuestiones como la "precariedad", que supuestamente habría crecido desde 2012. En realidad, como ha explicado Libre Mercado, hoy tenemos el mismo número total de asalariados que en 2006, pero con un millón más de empleos fijos. De hecho, la mitad del nuevo trabajo creado es indefinido y la mitad de los temporales se están transformando en contratos fijos.
Pero hay otros indicadores que también apuntan a un mejor funcionamiento del mercado laboral. Un buen caso son los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE), que ya se sitúan en niveles inferiores a los del periodo precrisis. De hecho, el total de trabajadores afectados por ERE tocaron techo entre 2010 y 2012, reduciéndose desde entonces.
En total, en el año 2000, hubo 60.300 despidos enmarcados en este tipo de procesos, mientras que en 2007, tras ocho años de crecimiento, esta cifra era muy similar (58.400 afectados). Los niveles de acuerdo se movieron, en ambos casos, entre el 81% y el 82%.
Sin embargo, la tendencia va a peor en 2008 y 2009. De hecho, en 2010 hubo 303.000 despidos canalizados por esta vía, mientras que en 2011 se registraron 343.600 bajas mediante un Expediente de Regulación de Empleo y en 2012 se tocó techo, con 483.000.
No obstante, como vemos en la tabla anterior, las cifras han bajado ostensiblemente desde que se aprobó la reforma laboral. Siendo los ERE una especie de parche normativo que pretendía compensar la falta de flexibilidad del anterior merado laboral, tiene sentido que su número fuese en aumento hasta la modificación normativa de 2012.
Desde entonces, la cifra de bajas canalizada mediante esta vía ha caído sistemáticamente: 380.000 en 2013, 160.000 en 2014, 101.000 en 2015, 87.000 en 2016 y 46.000 en 2017. De esas cifras, el porcentaje de ERE cerrados con acuerdo entre empresa y trabajadores está ahora en niveles cercanos al 83%, en la línea con los niveles precrisis aunque algo por debajo de las tasas del 86-89% que se daban en los peores momentos de la Gran Recesión.