Mantener una vivienda en buen estado de conservación puede parecer algo trivial en determinados países, una de esas circunstancias que se dan casi por hechas. Pero en numerosos lugares es el primer paso que muchas personas necesitan dar para impulsar sus vidas. Una casa que resista los embates de los fenómenos naturales (en países donde huracanes o tormentas tropicales son frecuentes) o en la que poder empezar un negocio (muchos pequeños emprendedores usan su domicilio como sede se su micro-empresa) es un elemento fundamental para millones de personas.
Hace unos días, en República Dominicana, se celebró el III Foro Latinoamericano y del Caribe de Vivienda y Hábitat 2018, donde se ha premiado a los ganadores del concurso "La vivienda en el centro de la nueva agenda urbana", que reconoce las mejores "prácticas inspiradoras" para apoyar el desarrollo urbano sostenible de la región. Y dos proyectos de la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA), Construyendo Confianza, de su entidad peruana, y Casafin, de la panameña, han sido seleccionados en la categoría "Mecanismos innovadores para el financiamiento y el acceso a soluciones de vivienda".
¿En qué consisten estos dos proyectos? Construyendo Confianza contribuye a las tareas de reconstrucción de Perú tras el Fenómeno del Niño Costero (FENC), que en 2017 destruyó más de 17.000 viviendas en el país. "Hemos ayudado en los últimos meses a 5.000 peruanos a mejorar su vivienda gracias a la formación de profesionales de la construcción y a los asesores de la Fundación en el norte de Perú. Vamos a replicar esta misma metodología en todo el territorio nacional", afirma la responsable del proyecto Giovana Lozada. De aquí a finales de año, se espera llegar a 15.000 personas y seguir impartiendo talleres que fortalezcan la resiliencia de las personas vulnerables ante los desastres naturales.
No es una cuestión baladí: una vivienda que es capaz de soportar una de esas terribles tormentas que afectan a estas regiones es también un activo económico de incalculable valor para las familias que residen en la misma. Todo cambia en la vida de estas personas: desde sus perspectivas a medio plazo (pueden hacer planes a dos, tres, cinco años vista, sin estar pendientes de si tendrán que rehacerlo todo de un día para otro) hasta sus posibilidades financieras (una familia de pocos recursos que tenga que dedicar buena parte de sus ingresos anuales a la reconstrucción de su casa tendrá mucho más complicado ahorrar o invertir).
Además, para mejorar la atención de los que acceden al crédito, la entidad peruana de la FMBBVA ha desarrollado la aplicación móvil Proyecta, que permite calcular el presupuesto de la obra según el material y la superficie aplicable de forma inmediata y visualizar la reforma en 3D.
Por su parte, en Panamá, según el Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial, existe un déficit habitacional de más de 130.000 viviendas y un déficit de calidad en más de 75.000, que necesitan reparación. Para ayudar con esta problemática, la Fundación Microfinanzas BBVA lanzó Casafin, un proyecto dirigido a familias que viven con menos de 250 dólares al mes, y que están excluidas financieramente. Desde su puesta en marcha en 2012, más de 2.000 emprendedores de bajos ingresos, el 59% mujeres, han mejorado la calidad de su vivienda, que es también donde tienen su negocio. Además del préstamo, incluye asesoría de crédito por fases para gestionar bien el dinero y asesoría técnica durante el proceso de construcción.
De los dos millones de personas a las que atiende la Fundación en América Latina, casi medio millón están en Perú, a los que apoya a través de Financiera Confianza con productos y servicios financieros y educación financiera. De los clientes de crédito, la mitad son mujeres y casi el 30% son rurales. En Panamá, a través de Microserfin, atiende a más de 17.000 emprendedores de bajos ingresos. El 40% vive en las áreas rurales y el 30% cuenta con educación primaria como máximo.