Desde que Nicolás Maduro decidió disolver el Parlamento de Venezuela -con mayoría opositora-, el país ha comenzado a agravar su crisis a pasos agigantados. La inflación descontrolada, la crisis económica, las fugas empresariales o la quiebra de la compañía nacional más importante (PDVSA) han llevado a que el país chavista se encuentre en uno de los momentos más complicados de toda su historia reciente.
El Consejo Noruego de Refugiados (NRC) ha anunciado que el país gobernado por Maduro se encuentra entre los diez estados con las crisis humanitarias más graves del mundo en 2017. El estudio revela que en el país latino existe falta de voluntad política, atención médica y apoyo económico para paliar sus efectos debido, en gran medida, al rechazo del la dictadura chavista a recibir ayuda externa.
"Estas crisis no están sólo olvidadas. Usamos la palabra 'desatendida' para resaltar que la falta de atención hacia ellas es culpa de la inacción internacional, basada en la indiferencia o en que no se prioricen", señala el NRC en el informe presentado por su secretario general, Jan Egeland, en Nairobi. Junto con Venezuela -que aparece en noveno lugar-, aparece la República Democrática del Congo, Sudán del Sur, República Centroafricana, Burundi, Etiopía, Palestina, Myanmar, Yemen y Nigeria. Es el único país del continente americano que aparece en este ranking.
La decisión del NRC de meter en esta lista al país venezolano tiene que ver con la necesidad de comida, agua, medicina, refugio y protección que buscan los desplazados del país. Cuando llegan a Colombia -se estima que cada día 40.000 venezolanos cruzan la frontera-, muchos venezolanos se encuentran desatendidos y con falta de productos básicos. De hecho, aunque no hay datos oficiales por decisión gubernamental, la mortalidad infantil y la desnutrición están aumentando día a día.
Según la Organización Internacional de Migraciones (OIM), 1,6 millones de venezolanos abandonaron el país en 2017. Gran parte de ellos han recabado en Colombia, por eso, se ha hecho un llamamiento internacional para conseguir 102 millones de dólares que permitan atender a los venezolanos desplazados en busca de refugio.
En los últimos meses las pruebas más patentes de esta grave crisis se han podido ver de diversas maneras. Los camiones cargados de comida sufren asaltos casi diarios. Una gran mayoría de venezolanos aguarda en la carretera a la espera de que pase un vehículo cargado de víveres para asaltarlo y poder comer. En algunas ocasiones, estos atracos son violentos y ponen en riesgo la salud y la vida de los conductores.
A parte de la crisis alimentaria, que es más que patente, la crisis sanitaria también es muy grave. Aunque el régimen intenta ocultarlo, se estima que en 2016 el número de neonatos muertos aumentó un 30% interanual. Entre las causas de la muerte se encuentra la sepsis neonatal, la neumonía, la enfermedad de membrana hialina y el nacimiento prematuro. De igual manera, el número de mujeres fallecidas durante el parto creció un 65,8%. Enfermedades como el dengue o la malaria también han crecido más de un 70% en 2016.
Las sanciones internacionales, los reveses jurídicos que está recibiendo PDVSA por las expropiaciones que realizó Hugo Chávez y la inflación incontrolada están haciendo mella en el país. Los precios aumentan cada día y comprar los productos más básicos para el mes supone dos o tres salarios mínimos. Por el momento, las únicas soluciones con las que trabaja la dictadura es fijar los precios de los productos básicos para que no se guíen por la inflación, algo que ha acelerado el cierre y la fuga empresarial, así cambiar el sistema de numeración de los billetes para quitarles ceros.
En Venezuela: una mujer paga un kilo de mortadela de 1 millón de bolívares con billetes de Bs. 100. Es decir; 10 mil billetes. pic.twitter.com/8WnnSkgr2x
— Maryorin (@maryorinmendez) June 4, 2018