El teléfono de Alberto González no para de sonar. Este malagueño lleva todo el día recibiendo "insultos y amenazas" en catalán desde que ha salido a la luz que el expresidente Carles Puigdemont ha demandado a su empresa por utilizar su imagen. "Fill de puta es lo más suave que me dicen… son exaltados que tienen que llevar su dogma de fe hasta las últimas consecuencias", relata González a Libre Mercado
González no daba crédito cuando recibió un requerimiento de los abogados del expresident que le exigía que eliminara el nombre y el logo de su empresa. El empresario creó en diciembre de 2017, en pleno desafío separatista, la compañía Pig demont (cerdo en inglés y de monte en francés) para vender jamones ibéricos y vinos espumosos. El logo es un cerdito con un peluquín y unas gafas de pasta, dos elementos característicos que recuerdan a los de Puigdemont.
Y esta comparativa ha hecho estallar al prófugo expresidente catalán. "En el requerimiento dice que se le ha copiado la imagen y el nombre, y exige a la Oficina de Patentes y Marcas que lo elimine. La imagen es un cerdo porque vendo jamones, no he querido insultar a nadie", explica el empresario.
"Con la de problemas que tiene Puigdemont"
González no entiende "con la de problemas legales que tiene ese hombre, cómo se fija en una pequeña empresa de Málaga que tiene un sólo trabajador". Hace dos días que ha recurrido el requerimiento de Puigdemont. "No es su nombre", insiste.
Para más inri, el empresario también ha bautizado a sus vinos con el mismo nombre de otra figura del independentismo: Rufián, "variedad charnego", reza la etiqueta. De momento, no ha recibido ninguna notificación del portavoz de ERC en el Congreso Gabriel Rufián, pero no le sorprendería tener noticias.
"Tengo mis inquietudes políticas como malagueño y como andaluz", reconoce González, aunque no quiere admitir que se haya "inspirado" en el independentismo para crear su empresa. "Lo que me parece maravilloso es la política catalana en la que incentivan lo suyo por encima de todo. Pues yo voy a hacer lo mismo por Málaga", dice. De hecho, en su propia web ya recalca que "este proyecto nace del sentimiento y del orgullo de ser andaluces y españoles".
Sus jamones tienen un precio de 235 euros; las paletillas, de 95 euros y las botellas de vino van desde los 13 euros.
"No voy a participar en el circo de TV3"
En "unas tres semanas" sabrá si el recurso ha prosperado. "Si no me dan la razón, tendré que cambiarlo todo y va a ser un grave problema porque tengo todos los productos etiquetados". Fue el mismo mes en el que se le acabó el paro, este malagueño se decidió a dar vida a Puig demont. "Después de estar trabajando en el sector de las energías renovables, con 50 años, no encontraba trabajo y me decidí por crear mi propia empresa", cuenta. "He invertido unos 9.000 euros en ella y si obligan a cambiarlo, puede ser catastrófico", afirma.
Esta tarde en TV3 van a hablar de su empresa. "Me han llamado para entrar en el programa, pero no pienso participar en ese circo", cuenta Alberto. Sabe que en cuanto salga el nombre de su compañía en la televisión pública catalana las llamadas a su móvil por parte del sector independentista se van a multiplicar. "Si ya es insoportable, tendré que hablar con mi compañía Telefónica para cambiar de número", asegura.