Los correos electrónicos han sustituido a las cartas; las fotos digitales, a las analógicas; los periódicos online, a los impresos… La evolución de las nuevas tecnologías, que ha puesto un ordenador en cada casa y un smartphone en cada bolsillo de los consumidores, se ha llevado por delante a muchos negocios derivados del papel.
Pero lejos de hundirse, el sector papelero se ha encontrado con otras oportunidades con las que sacarle partido a la llegada de la era digital. El auge del comercio online, que ha multiplicado el número de embalajes en los que se entregan las compras, y las políticas ecologistas, que abogan por la desaparición del plástico en favor del papel, han sido su salvavidas.
En España, la industria papelera ya ha comenzado a redirigir su producción hacia estas dos actividades por su gran potencial de crecimiento. "Ha habido un cambio profundo en la sociedad, que demanda productos renovables. En esto, el papel tiene una gran fortaleza porque es reciclable, biodegradable y procede de la naturaleza, de los bosques que se plantan 100% para ese uso", afirma a Libre Mercado Carlos Reinoso, el director general de la patronal de fabricantes de pasta, papel y cartón ASPAPEL.
"El mayor drama está en la prensa de papel"
Reinoso recuerda como "la irrupción de internet y la crisis" supusieron para el sector "unos duros años" de los que se ha sabido recuperar. "El papel ha demostrado una gran capacidad de adaptación y reorientación hacia los productos que tienen futuro", asegura. "El mayor drama se ha producido en la prensa de papel", aunque la literatura "está aguantando" a la aparición del libro electrónico.
Los datos del último informe anual de ASPAPEL, que analiza el sector a cierre de 2017, muestran cómo está cambiado el rumbo de esta actividad. Mientras que la producción de papel de prensa cayó el pasado año un 10,7%, la producción de cartón estucado se incrementó un 12,2% y los papeles para cartón ondulado subieron un 2,9%, que aunque pueda parecer una cifra modesta, supone un máximo histórico con casi tres millones de toneladas. Los papeles para embalajes suponen ya el 61% de la producción por el auge del comercio electrónico.
Otros papeles gráficos tuvieron comportamiento el pasado año. El libro en papel, por ejemplo, sigue creciendo y convive bien con el digital, que es minoritario con alrededor del 30% en títulos editados y el 5% de la facturación total.
A la caída del negocio del papel de prensa en 2017 ha contribuido la paralización de la gran fábrica de Fuenlabrada especializada en esta actividad y propiedad de la sueca Holmer Paper. La estadounidense International Paper ha comprado estas instalaciones para dedicarlas precisamente a la fabricación de papeles de embalaje.
Las bolsas de papel se ‘comen’ a las de plástico
Además del impulso de los papeles de embalajes, la animadversión al plástico en los comercios ha abierto otro interesante nicho para los fabricantes de bolsas de papel. En la actualidad, el 70% de los minoristas de moda, regalo, zapaterías, equipamiento del hogar y ópticas utilizan bolsas de papel, mientras que el 66% de las panaderías y pastelerías también las dispensan, pero sin asa.
El año 2018 está siendo sin duda el año de la implantación de las bolsas de papel en los supermercados. Cumpliendo con la normativa de la Comisión Europea, España prohibirá a partir de 2021 todas las bolsas de plástico que no sean biodegradables por sus dañinos componentes con el medio ambiente. Lidl, Mercadona, Carrefour y DIA ya han empezado a usarlas, ya sea en sus tiendas o en sus envíos a domicilio. Solo la alemana Lidl las ha sustituido definitivamente por las del plástico.
Y en los próximos años, es probable que los Gobiernos vayan poniendo fin a una larga lista de productos de plástico que podrán ser sustituidos por el papel. Tanto es así, que Bruselas ya está estudiando prohibir los platos, cubiertos, pajitas o bastoncillos de plástico de un sólo uso. "Hay una clara oportunidad para el papel en el bioconsumo", asegura Reinosa.
España, potencia forestal y recicladora
En total, la facturación del conjunto del sector papelero en 2017 alcanzó los 4.401 millones de euros, un 3,8% más que en 2016. Para este año, la industria prevé invertir 479 millones de euros en tecnología y renovación, lo que supondrá el 10% de la facturación de hace un año.
La industria papelera española es un sector fuertemente inversor, que exporta más de la mitad de su producción (el 57% de la celulosa y el 43% del papel en 2017) desde sus 10 fábricas de celulosa y sus 68 fábricas de papel. En 2017, las fábricas que están repartidas por todo el país produjeron 6.217.800 toneladas de papel, una cifra similar a la del año anterior. Con un 7% de la producción total europea, nuestro país es el sexto productor de papel de la UE, tras Alemania, Finlandia, Suecia, Italia y Francia.
Para la fabricación de celulosa, la industria papelera española utiliza el 98% de la madera de plantaciones locales de pino y eucalipto. España es el tercer país de la UE en superficie forestal, por lo que es una potencia en este ámbito.
Nuestro país también es líder en reciclaje. Y es que el sector recicla masivamente el 70% del papel que consumimos, siendo la industria papelera la segunda más recicladora de Europa en volumen, empatada con Francia y sólo después de Alemania. En 2017, se reciclaron más de cinco millones de toneladas de papel y cartón.
La diversificación de las actividades papeleras también es una ventaja del sector. En España se producen todo tipo de productos de papel: papeles gráficos (prensa, revistas, impresión y escritura), papeles para embalajes (cajas, bolsas, sacos, embalaje flexible…), papel tisú (papel higiénico, pañuelos, rollos de papel de cocina, servilletas…) y otros papeles especiales para muy diversos usos.