El economista Charles Tiebout llamaba votar con los pies a la posibilidad que tiene toda persona de hacer las maletas y cambiar de lugar de residencia en busca de un mejor entorno socioeconómico. No es el de Tiebout un concepto excéntrico y aislado de la realidad: cada año, millones de personas emigran de una ciudad a otra, en busca de una vida más próspera.
En España, el flujo de migraciones observado desde 2008 hasta el primer semestre de 2017 ascendió a 3.586.805. Esto quiere decir que más de 3,5 millones de ciudadanos hicieron las maletas y cambiaron su comunidad autónoma de residencia. De media, entre 150.000 y 200.000 personas tomaron esta decisión cada semestre, una tendencia muy estable que se ha mantenido en los peores momentos de la crisis y también en los mejores momentos de la recuperación.
En tiempos de crisis, es habitual que los grandes polos de actividad económica se conviertan en un imán para la llegada de más y más personas. Cuando el desempleo se dispara y la producción se desploma, son las regiones más ricas las que suelen recibir a más emigrantes, mientras que los territorios más pobres acostumbran a experimentar el fenómeno opuesto.
Sin embargo, el comportamiento de Madrid y Cataluña ha sido muy distinto en esta crisis. En 2008, la región de la capital vivió la salida neta de 10.013 habitantes, mientras que Cataluña perdió 5.155. Un año después, esta brecha se acortó y, en términos netos, Madrid perdió 4.180 habitantes frente a los 3.815 que dejaron Cataluña.
El año siguiente, 2010, marcó un punto de inflexión: 1.103 salidas en Cataluña frente a 985 en Madrid. Desde entonces, las cifras del INE certifican que Madrid ha tenido un comportamiento más favorable que Cataluña a la hora de captar población de otras comunidades autónomas.
Así, Madrid logró un saldo positivo de 7.728 personas en 2011, mientras que Cataluña perdió 1.048. También en 2012 y 2013 hubo números rojos en la región mediterránea, que se dejó 3.100 y 1.455 habitantes mientras Madrid atrajo a 13.520 y 14.830 personas en ambos ejercicios.
Cataluña sí logró un saldo neto positivo en los siguientes años: 2.720 personas en 2014, 3.756 en 2015, 3.392 en 2016 y 2017 en el primer semestre de 2017. No obstante, Madrid tuvo mejores registros en todos estos ejercicios: 15.641 personas en 2014, 21.809 en 2015, 16.870 en 2016 y 8.737 en los seis primeros meses del pasado año.
En consecuencia, si analizamos todo el período que va de 2008 a 2017, vemos que 2.600 personas han dejado Cataluña mientras 84.000 se han trasladado a Madrid.Un vuelco significativo, puesto que por cada persona que se fue a Cataluña hubo 88 que se trasladaron a Madrid.