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Las expropiaciones de Chávez pasan factura a PDVSA, que está al borde de la quiebra

Existe la posibilidad de que la petrolera estadounidense ConocoPhillips se quede con varias instalaciones de PDVSA.

Existe la posibilidad de que la petrolera estadounidense ConocoPhillips se quede con varias instalaciones de PDVSA.
Sede principal de PDVSA en Caracas | EFE

No corren buenos tiempos para PDVSA -la empresa petrolera nacional de Venezuela-. Tres factores clave podrían poner en jaque al país y a la compañía. Hace más de una década, el Gobierno de Hugo Chávez decidió nacionalizar los bienes que la petrolera ConocoPhillips tenía en Venezuela. Ahora, la Justicia ha fallado en favor de la empresa norteamericana, que perdió unos 2.000 millones de dólares por la decisión de Chávez. Para compensarlo, se está barajando la posibilidad de que la petrolera estadounidense se quede con las instalaciones que PDVSA tiene en las islas caribeñas de Bonaire y San Eustaquio, lo cual, sin duda, sería un duro golpe para la compañía venezolana.

Esta decisión no solo afectará a estas dos compañías, sino que puede provocar un auténtico efecto dominó que termine con PDVSA. Son varios los acreedores que prestaron dinero a la empresa venezolana los que ahora buscan poder embargar bienes para compensar sus deudas. Los analistas coinciden en que las acciones judiciales que tomen los acreedores para poder cobrar su dinero pueden multiplicarse en los próximos meses.

Sin ir más lejos, la empresa minera canadiense Rusoro ha presentado una demanda en un tribunal de Houston para poder embargar los activos de Citgo, la filial estadounidense de PDVSA. Rusoro reclama 1.300 millones de dólares a causa de la expropiación de sus operaciones en Venezuela bajo el mandato de Hugo Chávez. Una situación muy similar a la que ConocoPhillips ha vivido. Las deudas de PDVSA son tan grandes que varios barcos cargados de petróleo venezolano han sido incautados en el Caribe.

Por otro lado, aparece Irán y las sanciones que va a recibir. Venezuela importa de este país un producto diluyente muy necesario para poder tratar el petróleo y su posterior comercialización. Sin este diluyente, el país chavista tiene muy difícil poder tratar su crudo. Hay que tener en cuenta que las sanciones internacionales y la quiebra técnica de PDVSA le hacen muy difícil a la compañía conseguir el producto en otro país.

PDVSA, clave para Venezuela

En 2016, el petróleo suponía el 76% de las exportaciones de Venezuela. Teniendo en cuenta este dato ya se puede deducir que la actividad petrolera es fundamental para la marcha de la economía bolivariana. Todo ese crudo exportado lo vende PDVSA, la compañía en manos del Gobierno de Maduro. Es decir, si PDVSA deja de vender, el Estado pierde gran parte de sus ingresos.

Desde 2014, la producción de petróleo ha ido bajando casi cada día, tocando mínimos en abril de 2018. El mes pasado, Venezuela producía 1,41 millones de barriles al día, medio millón menos que hace un año, cuando la producción ya era escasa. Ahora, ante la posibilidad de perder refinerías, filiales y bienes, unido al hecho de que pueden dejar de recibir gran parte del diluyente iraní, ponen a PDVSA y a Venezuela al borde del precipicio -más aún-.

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