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"La voluntad", el único negocio que se le escapa a Montoro

Negocios como las visitas guiadas por las ciudades se sustentan de la voluntad de los asistentes. Hacienda no puede cuantificar sus ingresos. 

La de la Casa de América, la de las Siete Chimeneas, la de la Iglesia de San Ginés… las leyendas negras de Madrid atraen tanto a turistas como a los nacidos en la capital. Por eso, dos horas después de un interesante recorrido por las calles y la historia más truculenta de la ciudad, llega la hora de compensar a la tan amable guía que ha capitaneado el paseo.

El grupo de rasca el bolsillo. Son más de 20 personas y el que menos, hace entrega de 5 euros. Podían no haberle pagado nada porque la ruta se ha llevado a cabo bajo el conocido formato Free Tour. A pesar de lo gratuito del concepto, es muy poco habitual que los asistentes a estas actividades se escaqueen, ya sea por deferencia al guía que los acompaña o porque tienen la mirada de un amigo o familiar puesta sobre sus carteras. Nunca se sabe.

La guía recoge los frutos de una agradable visita en forma de billetes de euro. Se los guarda en una abultada riñonera y se marcha. Mañana tiene más rutas. Nadie sabe cuánto dinero en efectivo ha ganado exactamente con su trabajo porque el precio era la voluntad, un formato cuyos ingresos llegan a escapársele hasta al mismísimo Cristóbal Montoro.

"Para Hacienda controlarlo es imposible"

"Están ejerciendo una actividad económica y eso tiene obligaciones tributarias de carácter trimestral", explica la Subdirectora del Gabinete de Estudios de la Asociación Española de Asesores Fiscales (AEDAF), Marta González, a Libre Mercado. Por ejemplo, "deberían presentar los pagos a cuenta en el modelo 130 de su declaración de la renta restándole a sus ingresos los gastos deducibles". Además, "en el caso de los guías turísticos, están sujetos al IVA".

"Pero en este caso me cuesta creer que hagan una declaración de ingresos porque el pago se hace en efectivo, no hay ningún tipo de registro bancario y tampoco justificantes de pago", asegura. "Ellos mismos ya se ponen el título de Free Tour, por lo que para Hacienda detectar y controlar eso es imposible", afirma.

Detrás de estos profesionales suele haber una empresa que organiza las rutas. Muchos de ellos, se dan de alta como autónomos y le pagan a la plataforma una comisión fija por cada asistente a la visita, que es independiente de la voluntad que luego vayan a obtener del público al terminar. Una foto de grupo, una reserva online o por teléfono o la propia palabra del guía es suficiente para hacer recuento de los asistentes.

En el hipotético caso de que a Hacienda le diera por poner en su punto de mira a esta actividad, los guías se enfrentarían al fisco por "ingresos no imputados", de lo que podrían reclamarle "una cuantía media según el precio de mercado que tienen las visitas guiadas en la ciudad, pero eso sería muy difícil y no les compensaría por las cifras de las que estamos hablando", asegura Marta González.

Son las 12:00 del sábado en el parque del Retiro de Madrid. Un Free Tour de japoneses observa como un numeroso grupo de personas con sus correspondientes esterillas practican Pilates. El precio de las clases también es la voluntad. Están colocados en círculo, todos pagarán. ¿Habrá más profesiones que se le estén escapando a Montoro? Puede preguntar a una vidente sin gastarse demasiado. También le cobrará la voluntad.

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