Desde que llegó al poder, el gobierno de Ahora Madrid se ha caracterizado por disparar de forma significativa el presupuesto reservado para conceder subvenciones. Nada más comenzar la legislatura, levantó una enorme polvareda el abultado presupuesto de ayudas municipales que maneja el sobrino político de la alcaldesa Manuela Carmena. También generó muchas críticas el hecho de que la asociación que venía dirigiendo el número dos de la alcaldesa, Nacho Murgui, esté recibiendo millones de euros en aportaciones de las arcas locales.
Por si no fuese suficiente, el Ayuntamiento modificó las pautas de aprobación de estas partidas para relajar las medidas de control y disfrutar de mayor discrecionalidad. Quizá por eso los contratos menores y las subvenciones directas se han disparado de manera obscena, hasta el punto de que la Administración Carmena lleva ya 11.000 adjudicaciones a dedo en los dos últimos años, por un monto que ronda los 60 millones de euros.
Todas estas informaciones han disparado las críticas al gobierno local de la Villa y Corte, acusado de tejer una red clientelar a base de apoyar a entidades afines. Un caso especialmente mediático fue el de la "consultora social" Dinamia, una entidad dirigida por una actriz que participó en la creación de Ahora Madrid. Dicha organización ha recibido una lluvia de contratos municipales desde que la extrema izquierda controla el Ayuntamiento.
Pero las acusaciones de clientelismo también tienen que ver con la política de contratación del gobierno local. De entrada, Manuela Carmena ha colocado al 71% de los integrantes de su lista electoral. A esto hay que sumarle los ocho millones de euros reservados para contratar a "dinamizadores sociales" o los seis millones de euros que cuestan cada año los más de cien asesores fichados por Ahora Madrid.
Esta forma de gobernar obedece a una estrategia concreta que fue detallada a puerta cerrada por Íñigo Errejón. El dirigente morado impartió una charla en 2017 para insistir en que los llamados Ayuntamientos del Cambio deben aprovechar su paso por el poder para "dejar sembradas instituciones populares para refugiarse cuando gobierne el adversario". Errejón defendió entonces la creación de una "estructura económica autónoma" similar a la que ha creado el peronismo argentino para "sostener a su militancia". Desde el Ayuntamiento de Madrid no han dudado en defender esta forma de hacer política, afirmando que el objetivo es "fomentar la participación ciudadana" y "mejorar la relación y la cooperación entre el consistorio y el tejido asociativo".
El caso es que no paramos de conocer nuevas informaciones que ahondan en la trama de clientelismo que ya denunció Libre Mercado desde los primeros compases de la legislatura. En El Mundo hemos leído recientemente que Carmena ha subvencionado personalmente a distintos miembros de cooperativas vinculadas a la marca blanca de Podemos en Madrid. También hemos conocido a través de la cabecera de Unión Editorial que los contratos a dedo han subido un 1.166% en los primeros compases de 2018.
Y algo similar se desprende de las informaciones de El País en las que se apunta que la cooperativa de una impulsora de Ahora Madrid ha recibido ya 300.000 euros del consistorio. Ante semejantes informaciones, no es de extrañar que todas las encuestas conocidas con motivo del 2 de mayo certifiquen la caída de popularidad de Carmena y los suyos, cuya salida del poder municipal se antoja cada vez más probable, a un año de las elecciones municipales.