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¿Qué pasa en Argentina? Déficit e inflación fuerzan a Macri a pedir ayuda al FMI

El gradualismo de Macri ha mejorado las cifras económicas de Argentina, pero se ha quedado muy lejos de solventar los problemas del país.

El gradualismo de Macri ha mejorado las cifras económicas de Argentina, pero se ha quedado muy lejos de solventar los problemas del país.

Mauricio Macri llegó a la Presidencia de Argentina en diciembre de 2015, con ánimo de darle la vuelta al modelo económico que instauraron los ex mandatarios peronistas Néstor y Cristina Kirchner. Sin embargo, su estrategia "gradualista", que pasa por introducir reformas con moderación y tibieza, está topándose con la dura realidad de un cuadro macro que exige medidas mucho más drásticas para evitar el colapso.

Aunque Macri ha insistido reiteradamente en la importancia de contener la inflación, el alza de precios observado entre 2016 y 2017 ha sido del 75%. Esta tasa es prácticamente idéntica al 75,7% registrado en 2014 y 2015, los dos últimos años de gobierno de Cristina Kirchner. Al menos se puede decir que la evolución ha sido a mejor, ya que el IPC subió un 40,3%, pero se moderó hasta el 24,7% en 2017. No obstante, el objetivo de Macri era que el aumento de los precios se hubiese limitado al 17% en su segundo año en la Casa Rosada, de modo que la inflación terminó el pasado curso ocho puntos por encima de la meta que esperaba cumplir el Banco Central.

El déficit fiscal es otro de los problemas que heredó Macri en 2015. El desfase entre ingresos y gastos que dejó la Era Kirchner rondaba el 6% del PIB. Peor aún, el país estaba fuera de los mercados internacionales, de modo que el desorden presupuestario se financiaba directamente con la emisión de moneda por parte del Banco Central. No es, en absoluto, un fenómeno aislado: durante el último medio siglo, Argentina ha completado más del 90% de sus presupuestos públicos con un escenario de déficit fiscal, de modo que partidarios y detractores de Macri deberían estar familiarizados con este tipo de desequilibrios, que llevan décadas empujando a su país a situaciones económicas indeseables.

El 'gradualismo' ante el espejo

El problema es que el ritmo de reducción del déficit está siendo mucho más bajo de lo esperado. El Ministerio de Hacienda anunció hace algunas semanas que el descuadre entre ingresos y gastos fue equivalente al 4% del PIB. Se trata de la primera reducción del déficit desde 2004, pero los inversores internacionales consideran que el ajuste está siendo a todas luces insuficiente. Y es que, coherente con la estrategia "gradualista", Macri solo ha recortado el 30% del desequilibrio fiscal heredado, de modo que el ajuste pendiente para llegar a un superávit sigue siendo significativo.

Al mismo tiempo, la libertad monetaria que, por fortuna, quedó instaurada con el cambio de gobierno se ha traducido en la facilidad para cambiar pesos por otras divisas. Esto ha puesto de manifiesto el recelo de la ciudadanía ante la moneda nacional, ya que en los últimos meses se ha producido una compra masiva de dólares que ha tumbado un 20% el valor del peso. Para contener esta deriva, Macri ha optado por disparar los tipos de interés al 40%, pero la fuga ha seguido produciéndose, de modo que el Ejecutivo ha acudido al FMI en busca de un crédito blando de 30.000 millones de dólares.

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