Las medidas anticoche no tienen límites. La última propuesta la ha elaborado FEDEA, que plantea establecer un peaje de congestión en Madrid y Barcelona para mitigar los problemas de atascos y de contaminación. Xavier Fageda (Universitat de Barcelona) y Ricardo Flores (Universitat Rovira i Virgili) son los autores del trabajo.
Los autores aseguran que en ambas ciudades la congestión eleva en más de un 25% el tiempo medio de desplazamiento en comparación con una situación de tráfico fluido. Esto supone una pérdida de tiempo de más de 100 horas al año por conductor, con unos costes económicos superiores a los 150 millones de euros anuales en cada ciudad.
Para afrontar estos problemas, diversas ciudades han recurrido a restricciones cuantitativas y a mecanismos de precios. Al igual que muchas otras ciudades europeas y de otros continentes, Madrid y Barcelona han aplicado algunas medidas del primer tipo. En días de elevada contaminación, Madrid restringe la circulación de los vehículos en base a su número de matrícula e impone limitaciones de velocidad y aparcamiento. Por su parte, Barcelona ha implementado una zona de baja emisión aplicable en casos de emergencia que restringe el acceso a los núcleos urbanos de los vehículos más contaminantes. "En la práctica, dichas actuaciones se han hecho efectivas muy pocas veces, aunque se espera que vaya endureciéndose su aplicación en los próximos años", aseguran.
"La regla para determinar el importe óptimo del peaje de congestión es sencilla: debe ser aquel que elimine la congestión. Sugerimos fijar un impuesto muy bajo en una fase de prueba y evaluar cuál es el efecto de la reducción de tráfico sobre la congestión viaria. A partir de aquí, se puede ir ajustando el importe si es necesario hasta conseguir un tráfico fluido de acceso al centro de las ciudades. Insistimos en que el comportamiento exponencial de la congestión viaria permite que importes bajos reduzcan la congestión sustancialmente", explican Fageda y Flores.
Los autores aseguran que los peajes generan "efectos progresivos, dado que los pagos tienden a aumentar con el nivel de renta y los recursos que generan pueden destinarse a mejorar el transporte público, que es utilizado más intensamente por los ciudadanos de menor renta".
No es de extrañar que de cara al futuro estos ayuntamientos españoles implanten también los peajes. Londres, Singapur o Estocolmo ya lo hacen.