Los datos de empleo del mes de abril muestran un crecimiento ligeramente inferior al previsto -176.000 nuevas afiliaciones vs estimación de 190.000-. A lo largo de 2018, la estimación de avance laboral, descontada la estacionalidad, ha pasado de los 50.000 puestos en los dos primeros meses del año a 40.000 en los dos últimos, debido a una menor contribución de la industria y los servicios. De todas formas, la creación de empleo sigue siendo robusta.
En el caso de los servicios, son las contrataciones más vinculadas con el empleo público, como la sanidad o la educación, las que han ido perdiendo fuelle según ha avanzado el año. Otro aspecto relevante es el mínimo impacto de la Semana Santa en el empleo de la hostelería, sin aparente repunte en marzo ni su consiguiente descenso en abril. El mal tiempo podría ser la explicación.
Asimismo, sigue creciendo más el empleo asalariado que el de autónomos.
Por otro lado, el repunte de los contratos fijos sobre los temporales observado en los primeros compases de 2018 también tiene continuidad en abril.
En lo que va de año, el empleo mantiene un notable ritmo de crecimiento, aunque se desacelera ligeramente en los últimos dos meses. Los datos de afiliaciones y actividad manufacturera (PMI) en abril apuntan a un crecimiento del PIB del 0,7% en el segundo trimestre, similar al primero, cuya estimación se revisó finalmente a la baja en una décima tras un registro laboral inferior al previsto.
Así pues, el panorama macroeconómico no ha cambiado de manera significativa tras conocerse los últimos datos de empleo e indicadores de confianza empresarial: la posibilidad de recuperar la cota de los 19 millones de ocupados en verano se mantiene, mientras que la previsión del PIB sigue rondando el 3% interanual. La economía española podría estar entrando en una fase de ligera ralentización, provocada, a su vez, por un menor crecimiento de su principal motor, que es el consumo de los hogares.
Otro aspecto relevante es la divergencia que se observa entre los indicadores de confianza y la evolución del empleo en lo que va de año, ya que, por lo general, avanzan de forma similar, salvo excepciones, como, por ejemplo, el último trimestre de 2017, cuando la inestabilidad política en Cataluña afectó a la confianza de los consumidores, pero apenas tuvo un impacto aparente a nivel laboral.
Además, la adversa climatología en el primer trimestre del año y el hecho de que la Semana Santa apenas haya tenido impacto en el mercado laboral son circunstancias a considerar. Los próximos meses servirán, por tanto, para comprobar si, efectivamente, la economía se ralentiza y, en su caso, con qué intensidad.