Tal y como informa la agencia Bloomberg, la Unión Europea ha comenzado a plantear un debate entre los 28 estados miembro con el fin de buscar una restricción a las inversiones chinas. Durante la última década, el gigante asiático ha invertido 318.000 millones de dólares en el Viejo Continente, unas inversiones que van desde las infraestructuras hasta la compra de empresas -especialmente tecnológicas-.
Por eso, en los próximos meses, podría comenzar a elaborarse un proyecto de ley en el Parlamento Europeo que supondría una restricción a las inversiones chinas. En la práctica, sería cada uno de los países los que deberían seleccionar qué inversiones aprueba y cuáles no. Por el momento, se tiene conocimiento de que China quiere utilizar 11 billones de dólares en inversiones en todo el mundo para convertirse en la potencia global dominante. Europa no está sola en esta lucha contra las inversiones asiáticas. Estados Unidos, Japón y Australia ya han comenzado a elaborar rigurosos programas de selección para aprobar unas inversiones y rechazar otras.
El motivo principal que aluden estos países para poner coto a las inversiones chinas es que estas van encaminadas a comprar empresas para tomar el ‘know-how’ y llevárselo a China. Por eso, el subsecretario de asuntos europeos de Italia, Sandro Gozi, ha asegurado que hay que "evaluar para qué serán las inversiones. Si son para promover el crecimiento y crear puestos de trabajo o para llevarse talento y negocios a China".
La propuesta que se está valorando es crear una base de datos centralizada que alertaría de las futuras inversiones, dejando el poder de decisión en cada gobierno. Para Bulgaria, que ocupa la presidencia rotativa de la Unión Europea, esta propuesta es "una de nuestras prioridades en política comercial. El propósito es establecer un mecanismo de cooperación entre los estados miembro", aseguran desde el Ministerio de Economía búlgaro.
División de opiniones
En la Unión Europea no existe una posición clara sobre esta propuesta. Desde Finlandia insisten en evitar adoptar medidas proteccionistas, mientras que desde Malta afirman que los países pequeños tienen que estar abiertos a la inversión. Reino Unido y la República Checa, por su parte, quieren que sea cada país el que elabore unas leyes de control de la inversión y no que sea la misma para todos.
Por el momento, Ángela Merkel y Emmanuel Macron han establecido este proyecto como prioritario y lo han señalado en la agenda para estudiarlo en los próximos meses. Alemania y Francia quieren buscar una coordinación estratégica para plantar cara a China antes de finales de 2018.