A lo largo de los últimos años hemos leído numerosos titulares sobre el alarmante aumento de la deuda pública, que se disparó del 40% al 100% del PIB a lo largo de la crisis. Sin embargo, se ha hablado mucho menos del proceso de desapalancamiento que han asumido las familias y las empresas de nuestro país, a pesar de las dimensiones históricas de dicho ajuste.
El Banco de España viene de actualizar las cuentas financieras del Reino y, según dicho boletín, seguimos registrando un superávit exterior equivalente al 2% del PIB. Hablamos de un vuelto histórico, puesto que este excedente de ahorro de más de 20.000 millones de euros contrasta con el fuerte ritmo de endeudamiento exterior que venía desarrollando España en los años de la burbuja.
Esta evolución es significativa, puesto que el entorno de tipos bajos en el que se han movido los bancos centrales podría llegar a su fin en los próximos años. Precisamente por eso es importante que empresas y familias hayan aminorado su endeudamiento de forma tan significativa, con una reducción del 34% en el caso de las sociedades mercantiles y una caída del 27% en el caso de los hogares.
En este sentido, un encarecimiento de la financiación sería mucho más chocante si empresas y familias no hubiesen logrado reducir sus obligaciones financieras en los últimos años.
Del 200% al 140% del PIB
El resultado de este esfuerzo sin precedentes observado en España es que el peso total de la deuda privada ha caído de más del 200% al entorno del 140% del PIB entre los años 2010 y 2017. Como explica Raymond Torres, director de coyuntura y análisis internacional de Funcas, ningún otro país europeo ha logrado un ajuste tan significativo de su deuda privada.
Si viajamos a Alemania, encontramos que familias y empresas siguen amasando un pasivo cercano al 100% del PIB. En Francia nos topamos con una ratio que ha seguido creciendo en plena crisis y ya apunta al 150% del PIB.
Portugal, por su parte, deteriora sus indicadores al pasar de una deuda privada ligeramente superior al 100% del PIB a un pasivo de familias y empresas que ya rebasa el 150% del Producto Interior Bruto. También es preocupante la evolución de Holanda, que duplica su deuda privada desde 2010, pasando del 100% al 200% del PIB.