Reporteros Sin Fronteras (RSF) acaba de publicar el Índice de Libertad de Prensa en el Mundo en 2018 y el resultado para España no es positivo, ya que cae dos puestos en el ranking, hasta la posición 31, por culpa del "ambiente opresivo" que se ha instalado en Cataluña.
En concreto, según el informe, el periodismo se ha convertido en una "víctima colateral del conflicto catalán". "Los últimos meses de 2017 han sido especialmente oscuros para la libertad de prensa en Cataluña. Los periodistas fueron víctimas colaterales del conflicto entre el gobierno central y el catalán, creado por el referéndum ilegal del 1 de octubre y la declaración unilateral de independencia", según advierte esta entidad.
El clima previo a la celebración del referéndum ya era muy tenso, pero se agravó posteriormente. Así, muchos de los periodistas que no apoyan el separatismo fueron sometidos a "linchamientos" a través de las redes sociales, alentados en ocasiones por los propios gabinetes de prensa de la Generalidad, generando con ello un "ambiente opresivo" para ejercer libremente el derecho a informar. Asimismo, "varios periodistas fueron agredidos físicamente durante la cobertura del referéndum, otros fueron intimidados en su trabajo por la policía. Las multitudes furiosas han obstaculizado el trabajo de reporteros de todos los canales nacionales y catalanes mientras cubrían las manifestaciones a favor o en contra de la independencia", alerta el estudio.
Igualmente, el arresto en España a instancias de Interpol de Hamza Yalçin y Dogan Akhanli, dos periodistas de la Unión Europea de origen turco reclamados por el Gobierno del presidente Erdogan por razones políticas, es otro de los factores de preocupación que destaca la organización. En el lado positivo, el informe aplaude la aprobación de la reforma de RTVE con el fin de "restaurar el pluralismo e independencia" de dicho ente.
La libertad de prensa en el mundo
A nivel mundial, la clasificación, que cada año evalúa la situación del periodismo en 180 países, muestra que existe un clima de odio hacia los periodistas cada vez más marcado. "La hostilidad de los dirigentes políticos hacia los medios de comunicación no es exclusiva de países autoritarios como Turquía (157º, -2) o Egipto (161º), que han caído en la fobia a los medios, hasta el punto de acusar de terrorismo a numerosos periodistas y de encarcelar de forma arbitraria a los que no les son leales".
Lo más grave, según RSF, es que cada vez más jefes de Estado elegidos de forma democrática ven a la prensa, no ya como uno de los pilares fundamentales de la democracia, sino como un "adversario frente al cual muestran abiertamente su aversión". Así, por ejemplo, Estados Unidos también retrocede dos posiciones en el ranking y ahora ocupa el lugar 45. Su presidente, Donald Trump ha calificado a los reporteros de "enemigos del pueblo".
Por otro lado, en ciertos países, la frontera entre la violencia verbal y la física es cada vez más tenue. En Filipinas (133º, -6), su presidente, Rodrigo Duterte, acostumbrado a insultar y amenazar a los medios de comunicación, advirtió que "el que sean periodistas no los librará de ser asesinados". En India (138º, -2), los discursos de odio contra la prensa son ampliamente difundidos en las redes sociales por un ejército de troles a sueldo del primer ministro, Narendra Modi. En un año, en cada uno de estos países fueron asesinados cuatro periodistas.
En el continente europeo, aunque la situación de la libertad de prensa es mejor, también se han multiplicado los casos de violencia verbal de líderes políticos contra la prensa. En octubre de 2017, el presidente de la República Checa (34º, -11), Milos Zeman, apareció en una conferencia con un falso fusil de asalto kalashnikov en el que se leía "para los periodistas". En Eslovaquia (27º, -10), Robert Fico, que fue primer ministro hasta marzo de 2018, llegó a llamar a los periodistas "sucias prostitutas antieslovacas", "idiotas" y "hienas"; el periodista Jan Kuciak fue asesinado en ese país de Europa central en febrero de 2018. Meses antes, la periodista Daphne Caruana Galizia fue asesinada en Malta (65º, -18) con un coche bomba.
"Estas manifestaciones de odio contra los periodistas constituyen una de las peores amenazas para las democracias", indicó Christophe Deloire, secretario general de RSF. "Los dirigentes políticos que propician que se deteste al periodismo son responsables de que se cuestione la existencia de un debate público basado en una apreciación plural de los hechos y favorecen el advenimiento de una sociedad de la propaganda. Cuestionar hoy la legitimidad del periodismo es jugar con fuego", explicó.
En esta nueva edición, Noruega sigue a la cabeza de la libertad de prensa por segundo año consecutivo; Suecia (2º) la sigue muy de cerca, al igual que el año pasado. Sin embargo, los países nórdicos, tradicionalmente respetuosos con la libertad de prensa, también se ven afectados por el deterioro general de la situación. La puntuación de Finlandia (4º, -1) se vio perjudicada por un caso de amenaza al secreto de las fuentes periodísticas. Por ello, este país baja en la clasificación y pierde el tercer puesto, que ahora ocupan los Países Bajos. En el otro extremo se encuentra Corea del Norte (180º), que sigue en último lugar del mundo.
Por último, el ranking también muestra la creciente influencia de los "hombres fuertes" y de los contramodelos. Tras haber asfixiado a las voces independientes en el interior de sus fronteras, la Rusia (148º) de Vladimir Putin extiende su red de propaganda a través del mundo gracias a sus medios de comunicación, como RT y Sputnik. Mientras, la China (176º) de Xi Jinping exporta su modelo de control de la información a Asia. Con su implacable represión de las voces críticas, estos estados confortan a países que ya se encontraban al final de la clasificación, como Vietnam (175º), Turkmenistán (178º) y Azerbaiyán (163º).