Cualquiera que haya leído la célebre novela de George Orwell 1984, encontrará un notable parecido entre lo que el autor describía en aquellas páginas y lo que está ocurriendo en China. Desde los últimos meses hasta ahora, el Gigante Asiático está trabajando en utilizar los avances tecnológicos para tener controlados a sus ciudadanos. El nivel de control utiliza cinco mecanismos: las cámaras de seguridad, el reconocimiento facial, las bases de datos, los teléfonos móviles chinos y el nuevo carné electrónico.
En China hay entre 180 y 200 millones de cámaras de seguridad distribuidas por diversos puntos del país que guardan imágenes de los ciudadanos chinos y de los turistas para almacenarlas en una base de datos. Al mismo tiempo, se está trabajando en varias regiones con la identificación de los ciudadanos mediante su iris, con un acierto del 90%. El periódico local de Hong Kong, llamado South China Morning Post, informó hace unas semanas que el Gobierno de Xi Jinping está trabajando en un sistema de reconocimiento facial que podría detectar a cada uno de los 1.400 millones de habitantes chinos.
Por otro lado, la Startup SenseTime, respaldada por Qualcomm, está trabajando en un software que ya está integrado en más de 100 millones de teléfonos móviles fabricados en China. Lo que hace este software es enviar las imágenes tomadas por las cámaras de estos Smartphones y enviarlas a la base de datos. Es decir, cualquiera que haya sido fotografiado con un teléfono que tenga este software ya está incluido en las bases de datos de seguridad chinas.
Si todo esto parece ciencia ficción, aún queda el siguiente paso que ha dado el país asiático. La policía china ha comenzado a utilizar unas gafas de reconocimiento facial. Por el momento, solo se han probado en Beijing, pero el buen resultado conseguido está impulsando la expansión por todo el país. Lo que hacen estas gafas es conectarse con la base de datos y, cuando encuentran a un sospechoso, le envían una notificación al móvil o tablet que lleve el agente y después proceden a su detención.
El último punto es el referente al carné de identificación. Hasta ahora, en China, como en España, los ciudadanos cuentan con un DNI típico para identificarse. Sin embargo, el Gobierno está haciendo posible que la aplicación WeChat -similar a WhatsApp- se convierta en la nueva tarjeta de identificación. Para registrarse en WeChat, hay que hacer un reconocimiento facial con el teléfono, la aplicación obtiene todos los datos de los usuarios y por eso esta app se podría convertir en todo un documento oficial y válido.
Todos los esfuerzos del Gobierno asiático están centrados en el reconocimiento facial de los ciudadanos chinos y también de los turistas. Millones de cámaras, teléfonos con software conectados a una base de datos y gafas de reconocimiento facial. La intención es convertir a China en el país más seguro del mundo, ya que con este control sobre la población ningún delincuente podría campar a sus anchas por su territorio. Es decir, cuando una cámara de seguridad vigile a un ciudadano sabrá quién es, dónde ha estado, a qué hora e incluso qué ha estado haciendo.