A finales de 2017, la tasa de desempleo en Estados Unidos se situó en el 4,1% -una reducción de casi seis puntos con respecto al final de 2009-, pero quizás lo más sorprendente es la caída del paro entre la población más joven, es decir, entre aquellos que tienen entre 16 y 19 años. Al finalizar el curso pasado, la tasa de paro entre este grupo de edad era del 13,9%, su nivel más bajo desde 2001. Pero, además, en julio consiguió bajar hasta el 13,3%, algo que no se veía desde el verano de 1969, cuando los Estados Unidos se encontraban en plena guerra de Vietnam.
"El mercado laboral está cada vez más apretado y por eso está tirando de muchos trabajadores que, hasta ahora, habían estado fuera de la fuerza laboral. Los adolescentes pueden ejercer una ventaja y es que tienen mejores habilidades informáticas. No todos ellos son un trabajador típico de baja cualificación", explica Abigail Wozniak, economista de la Universidad de Notre Dame a The Wall Street Journal.
Este crecimiento del empleo entre los más jóvenes también está incorporando al mercado laboral a los adolescentes hispanos y latinos, cuya tasa de paro está en el nivel más bajo desde 1970, mientras que para los adolescentes negros se encuentra por encima del mínimo histórico. En cifras, el paro entre latinos e hispanos de 16 y 19 años es del 14,6%, mientras que para los afroamericanos es del 24,4% -casi la mitad del 43% de 2010-.
Los empleadores están contratando, especialmente, a los estudiantes de formación profesional y, por eso, piden a las escuelas secundarias una mayor especialización técnica. Para que puedan compaginar sus estudios con el trabajo, las compañías ofrecen horarios flexibles. Los jóvenes se están convirtiendo en un reclamo ya que el salario medio es la mitad que el que cobran los adultos de 40 y 45 años. Por lo general, no exigen pagos de seguros sanitarios o contribuciones para su jubilación. Sin embargo, estos empleos se presentan como una ayuda para pagar las altas matrículas universitarias.
Un claro ejemplo es el protagonizado por la marca Starbucks, que ha contratado a 50.000 trabajadores de 16 y 24 años, que en los tres últimos años ni estudiaban ni trabajaban. El vicepresidente de la compañía, John Kelly, aseguró que la juventud desarrolló con mucha habilidad los puestos de trabajo. A estos empleados se les formó para mejorar el servicio al cliente, dando muy buenos resultados, según la compañía cafetera.
Por lo general, los puestos de trabajo que desempeñan estos adolescentes ya no son solo los más manuales. Lejos quedó el trabajar en la construcción o en tiendas de ropa, ahora la demanda se centra en los puestos que requieren conocimientos informáticos y procesamiento de datos, aunque el sector que más ha demandado jóvenes es el destinado a los servicios recreativos.
Por su parte, la clase política está comenzando a trabajar en reformas legislativas para permitir ampliar el horario laboral de estos jóvenes y aprobar que puedan trabajar con cierto tipo de maquinaria, que hasta ahora no está permitido.