PDVSA, la empresa nacional petrolera de Venezuela, está sufriendo una importante fuga de trabajadores. Según las estimaciones de la agencia Reuters, 25.000 personas han renunciado a su puesto de trabajo desde principios de 2017 hasta comienzos del 2018, aunque apuntan que el éxodo podría ser mayor, ya que se ha agudizado en las últimas semanas. Teniendo en cuenta que las últimas cifras oficiales -que datan de 2016- aseguraban que la compañía contaba con más 146.000 trabajadores, PDVSA ha perdido al 17,1% de su plantilla en forma de renuncias, abandonos y dimisiones.
Lo más preocupante de este éxodo es que está siendo protagonizado por el personal cualificado. Los que se marchan son técnicos, ingenieros, geólogos, operadores de planta, electricistas y mecánicos. Todos estos puestos necesitan de una elevada formación y son difíciles de remplazar, sobre todo, teniendo en cuenta la actual situación política y económica del país. Lo cierto es que PDVSA está notando fuertemente los problemas que vive Venezuela. Los antiguos dirigentes están acusados por corrupción y muchos de ellos ocuparon sus puestos de trabajo por decisiones políticas. Tras una desastrosa gestión, Nicolás Maduro decidió colocar al frente de la compañía al mayor general de la Guardia Nacional, Manuel Quevedo. Además, muchos de los puestos dirigentes han pasado a manos del ejército.
Gran parte de los trabajadores que abandonan sus puestos lo hacen sin renunciar oficialmente por temor a las represalias políticas y persecuciones de la policía de inteligencia. Un ingeniero anónimo con el que ha contactado Reuters asegura que él lo hizo así. "Yo me he marchado a Ecuador con mi mujer y mis dos hijos. La situación es insostenible, mi último salario fue de 6 dólares mensuales. La fuga de trabajadores no se puede controlar. No valoran el trabajo, si no votas por el oficialismo o si no vas a votar te echan". Desde 2009, la plantilla de PDVSA creció fuertemente debido a los planes de empleo público aprobados por Hugo Chávez. Por eso, aunque el Gobierno llama "traidores" y "saboteadores" a los trabajadores que abandonan, lo cierto es que se convierten en un salario menos que pagar al final de mes.
El problema radica en que los empleados que se están marchando son los mejor preparados. Por eso, aunque para el Gobierno es un sueldo menos, en la práctica está suponiendo que PDVSA se quede solo con mano de obra y sin los técnicos necesarios para tratar el petróleo. Actualmente, un ingeniero con 15 años de experiencia gana unos 14 dólares al mes en Venezuela. Ese mismo puesto en otra empresa petrolera tiene una retribución que varía entre los 3.000 dólares y los 12.000 dólares mensuales.
La crisis de PDVSA es uno de los mayores riesgos para Venezuela debido a que el 90% de las exportaciones del país son de la compañía nacional. Esto unido a la ralentización mensual de la producción, está haciendo que el Gobierno de Maduro obtenga cada vez menos ingresos.