Molise es una de las veinte regiones de la República de Italia. Su importancia política es relativamente pequeña, pero la situación de crisis institucional que atraviesa el país transalpino ha elevado notablemente el interés mediático en los comicios regionales celebrados anoche en este departamento.
El proceso electoral de Molise ha vuelto a certificar la compleja aritmética política en la que se están moviendo las agrupaciones italianas. Hay que recordar que, hace ahora casi dos meses, las Elecciones Generales dibujaron un mapa en el que el centro-derecha es la fuerza dominante, pero lidia con una fuerte división interna. La cita con las urnas también certificó que el Movimiento 5 Estrellas, de corte populista, es capaz de ser la lista más votada, pero no logra llegar a acuerdos de gobierno, precisamente por el rechazo que genera entre quienes no votan al partido fundado por el humorista Beppe Grillo. Además, los comicios de comienzos de marzo sepultaron las aspiraciones políticas de la izquierda moderada, puesto que el líder del Partido Demócrata, Matteo Renzi, obtuvo un flojo resultado que le terminó invitando a anunciar su retirada de la primera fila política.
Desde entonces, apenas se han dado avances en la gobernabilidad del país. Por eso había expectación por conocer lo que pasaría en Molise. De momento, con 373 de 394 secciones escrutadas, ya se pueden extraer algunas conclusiones. La primera es que la situación de impasse político parece haber animado la participación, que ha subido del 44,8% observado en las generales de marzo al 52,2% registrado durante la jornada de ayer.
Por bloques, el primer titular es que la suma del centro-derecha ha ganado posiciones. En marzo, la suma de Forza Italia, Liga Norte, Fratelli d’Italia y Unión Democristiana logró un 29,8% de los apoyos. Esta vez, el centro-derecha se presentó fragmentado en nueve siglas distintas, aunque con un candidato en común: Donato Toma. La suma de los votos cosechados por los nueve partidos del centro-derecha arroja un importante crecimiento electoral, hasta alcanzar el 43,9%. Eso sí: si en las generales vimos que la Liga Norte lograba ser la fuerza más votada entre las distintas candidaturas de centro-derecha, ahora nos encontramos con Silvio Berlusconi y su Forza Italia en cabeza.
Peor le ha ido al Movimiento 5 Estrellas. Mientras que los populistas lograron el 44,8% de los sufragios en las elecciones a la Cámara de Diputados, su resultado en las regionales acarrea un retroceso hasta el 38,2%. Además, también pierde fuerza el centro-izquierda, que logró un 18,1% en marzo y ahora se ha quedado en un 16,9%. Dentro de dicha suma de fuerzas, llama la atención el desplome del Partido Democrático, homólogo del PSOE, que cae del 15,2% al 8,7%.
Implicaciones políticas y económicas
Estos resultados electorales de la región de Molise vienen a reforzar la idea de que el centro-derecha está avanzando posiciones frente al populismo, del mismo modo que también confirman el desplome del centro-izquierda. Al mismo tiempo, el refuerzo de Silvio Berlusconi frente a sus socios de la Liga Norte vendría a validar el discurso del magnate, que se ha negado tajantemente a iniciar una negociación con el Movimiento 5 Estrellas. Todo esto añade más presión a nivel nacional, puesto que Il Cavaliere prefiere un pacto con el centro-izquierda, pero la Liga Norte parece entenderse mejor con el partido estrellado.
En clave económica, el mes de marzo marcó una moderación de los precios por encima de lo esperado (0,8% frente a 1%), así como unas mediocres cifras de producción industrial (descenso del 0,5% frente a una proyección de aumento del 0,8%). Los indicadores de confianza han seguido una senda más confusa, con una mejora entre los consumidores y un deterioro entre los empresarios.
Uno de los aspectos que más preocupa a analistas e inversores es la retórica que han adoptado la mayoría de los partidos políticos italianos a la hora de referirse al futuro de las pensiones. En 2011, el Ejecutivo de Mario Monti aprobó la Ley Fornero, que debe su nombre a quien entonces era ministra de Trabajo, Elsa Fornero. Esta norma desligó el pago de la pensión de la evolución del IPC y también retrasó de 65 a 67 años la edad de jubilación. Sin embargo, tanto el Movimiento 5 Estrellas como la Liga Norte están en contra de la reforma, a pesar de que su derogación crearía un agujero fiscal de hasta 85.000 millones de euros.