"No les des el pez, enséñales a pescar". Está bien. Me cuadra, siempre que se lo pidas al premio nacional de pesca, o bajando el listón a un excelso pescador de occidente. Ya basta de creernos mejores pescadores por tener un Decathlón cerca, ya basta de enseñar a pescar por pena. Ya basta de inferir que la gente en países de desarrollo, de repente, quiere aprender a pescar.
Si habéis superado el primer párrafo y seguís conmigo, os cuento un ejemplo. El 23 de junio de 2016, me llama un posible inversor a la oficina de Microwd:
- "Buenos días, me gustaría financiar a Juana Francisca Espinoza (nombre casi real) que quiere comprar una vaca".
- "Genial, lo puede hacer a través de transferencia o por la página web".
- "Es perfecto, pero quiero un requisito sobre mi inversión"
- Díganos, a ver si le podemos ayudar
- Quiero poder mentorizar a mi prestataria por internet.
- ¿Quiere enseñarle a ordeñar a la vaca o enseñarle a vender leche?
- ...
Si quisiera novelar un poco más la historia, podría seguir, pero adelantaré el final: no invirtió. Quizá yo no fui todo lo abierto que hubiera podido ser a que un directivo, como él apuntó, mentorizara a una señora. Lo que ocurre es que me repatea pensar que podemos enseñarles algo, me repatea pensar que yo, por el hecho de nacer donde he nacido, puedo enseñarles o ser ejemplo de algo. Claramente tienen que aprender, como nosotros también, sin embargo, al no entender su realidad, no somos quién para enseñarles.
En Microwd, durante este mes hemos hecho dos cosas: la primera es financiar negocios para que señoras se compren cañas, ¡sólo financiar! y lo segundo, dar algunos peces. Resulta que a una familia en Nicaragua se le quemó la casa y desde Microwd decidimos recaudar el dinero necesario entre los trabajadores de la empresa, socios y algunos inversores, para rehabilitarla. No podría estar más orgulloso de estos tres compañeros de viaje que tenemos en Microwd y que regalan "peces".
Pero, ¿por qué hemos hecho esto si nos dedicamos a prestar a señoras en Latinoamérica? Porque como oí una vez en un TED que me mandó mi amiga y compañera de sector, María Ángeles, because we had to, lo que en español significa "porque teníamos que hacerlo". Pues bien, somos la generación que va a acabar con la extrema pobreza. ¿Por qué? porque es lo que tenemos que hacer y porque en esta secuencia, gracias a la tecnología, que avanza gracias a la innovación y la creación (hijas predilectas del capitalismo y del ser humano que ideó el mercado para dar igualdad de oportunidades) Ahora sí, podemos hacerlo.
Y aquí abriré una polémica, pero la desigualdad no me conmueve, el índice GINI sólo puede ser analizado en relativo. ¿Cómo pensar en la desigualdad de Brasil sin antes pensar que hay gente que muere de hambre? ¿Cómo podría elegir una bandera que no fuera la de la lucha contra la extrema pobreza, si seré parte de la humanidad que vio el final de la misma? Leo sobre la abolición de la esclavitud y me hubiera encantado haber sido parte de este movimiento. El tren de la extrema pobreza no se me escapará y como dice Yunus, Premio Nobel de La Paz, veremos la pobreza en los museos.
Siguiendo con Yunus, leí una vez cómo identificaba que el ser humano tiene una capacidad por encima del resto, la capacidad de sobrevivir. La verdad que cuando veo camisetas y mensajes de que si acabamos con la tierra no hay plan B, siempre pienso: aún no, pero cuando lo necesitemos, tendremos plan B. El ser humano es la especie más maravillosa que conozco, la más perfecta y que más desarrollada tiene la capacidad de sobrevivir. Por lo que volviendo al primer párrafo, ¿qué demonios hago yo enseñando a una mujer, de 49 años y con 5 hijos, a cómo alimentar y vender leche de vaca?
Por favor, que nadie olvide que el ser humano es bueno por naturaleza en un 99% de los casos y que el mundo es cada día un lugar mejor para vivir. En los 90 teníamos un 45% de extrema pobreza y el año pasado bajamos del 9%. Cada día el mundo es un lugar más justo, cada día hay más países con democracia y menos enfermedades, sólo hace falta bucear un poco en los datos que publica quién no busca tu voto ni gana nada publicando un dato u otro. Estad seguros y mirad para adelante, con cabeza bien alta, porque vamos a acabar con la pobreza, primero la extrema, luego la relativa y entonces será el momento de pensar si la igualdad mejora la vida de todos, o simplemente somos maravillosamente desiguales. ¡Ah! Y uníos a Microwd.
Alejandro de León Moreno es el fundador de Microwd