"Son individuos. Carmen, Lola, María, son nuestros niños y no vamos a permitir que los maten ni que los maltraten". Así de contundente habla sobre sus animales Laura Luengo, fundadora, junto a Eduardo Terrer, del santuario de animales Wings of Heart. Vacas, cerdos, ovejas, pavos reales, caballos, burros y hasta un toro de lidia viven como auténticos reyes en las 6 hectáreas de campo privado exclusivamente para ellos.
Su cuidadora aclara que "están salvando a los animales de granja del consumo humano" y está segura de que el camino para la humanidad no es otro que el de "dejar de ser omnívoros". Unos 300 animales o, como ella misma dice, "300 habitantes conviven aquí alegremente después de que hayamos podido rescatarlos de las zarpas del ser humano"... E incluso de otros animales.
Lola tiembla al vernos, es una oveja "salvada" de ser comida por un perro. "Está traumatizada, ahora la tenemos en tratamiento. Nuestro veterinario no sabía cómo operar a una oveja. Normalmente a estas especies hechas comestibles ningún pastor ni ganadero gasta dinero en salvarla. Al final, se imaginó que operaba a un perro y reconstruyó el cuerpo destrozado por las fauces del perro depredador de la pobre oveja", afirma Luengo mientras mira con pena a Lola.
El nacimiento de lugares que santifican a animales de granja y salvajes va en aumento. Les han declarado la guerra a los ganaderos. Son en su mayoría veganos y tienen un objetivo que podría alterar la concepción del mundo tal y como la entendemos hoy en día. "Nuestras creencias son muy profundas, queremos cambiar la pirámide alimentaria del ser humano, no tenemos por qué estar arriba del todo abusando de otras especies", responde Eduardo Terrer, responsable del santuario y compañero de trabajo de Luengo.
Cabe decir que Wings of Heart es absolutamente privado, utilizan las redes sociales e Internet para extender su mensaje y parece ser que convencen. Cuentan con 1.300 socios y reciben numerosas donaciones de España y el resto del mundo. "Para mantener este enorme santuario y dar de comer a 300 animales heno y pienso, tenemos un gasto mensual de 20.000 euros", explica Luengo. Y añade que "es un trabajo muy duro. Nosotros vivimos aquí y no paramos, estamos en activo de sol a sol. Nuestra felicidad es el bienestar de los animales. Ellos son como nosotros, por eso les ponemos nombres de personas", especifica la cuidadora mientras el cerdito Eneko disfruta del barro tumbado al sol y la mira de reojo.
Mientras tanto, Terrer llama a una de las cabras: "Son como los perros, tienen emociones, sentimientos. Una cabra no puede estar sola, se muere de pena. Eso nadie lo sabe". Sin embargo, los fundadores de Wings of Heart se quedan pensativos cuando se les pregunta por la posible desaparición de estas especies de granja en el hipotético caso que ellos plantean. ¿Qué pasaría si nadie comiera pollo, pavo o cerdo? ¿Desaparecerían?
¿Humanos domesticados por animales?
Luengo sentencia firmemente que "al igual que los perros se utilizaban para la caza y ahora están en nuestros hogares como un miembro más de la familia; lo mismo va a suceder con las ovejas, corderos o cabras... Van a ser nuestras mascotas del futuro". Eso sí, la relación de domesticación del humano hacia el animal se subvertiría, cambiándose los papeles. Una vaca y dos cabras para alguien con un campito, podría transformarlas en sus mascotas con la correspondiente esclavización que conllevaría.
El alto coste económico de mantener a una vaca o un caballo, (entre 300 y 400 euros mensuales) no haría factible en la mayoría de los casos que la bestia pueda transformase en un animal de compañía. Pero la realidad es otra. La fuerza económica privada que está empujando a santificar a ciertas especies es para tomarla en serio, o por lo menos, tenerla en cuenta. En España ya existen 20 santuarios al estilo de esta reserva y cada vez suman más adeptos dispuestos a despertar la empatía hacia los terneros, entre otros.
No obstante, los pioneros en Madrid de fundar recintos para el rescate reconocen que "es agotador dar de comer a tantos animales a diario y estar pendiente de ellos durante 12 horas mínimo al día", confirma la animalista. Un esfuerzo que plantea novedosas reflexiones ante un nuevo escenario jamás pensado: ¿el humano estaría al servicio del animal y no al revés? Por ahora, Luengo y Terrer han conseguido que la Comunidad de Madrid reconozca a los animales de su santuario como animales de compañía. Es un paso más.
"Haremos desaparecer las granjas"
La cuestión es que ambos se muestran optimistas sobre el futuro de la industria vegana. Opinan exactamente igual que la líder del partido político animalista con más fuerza y polémico de España, el Pacma. Silvia Barquero comenta a Libre Mercado que el ser humano se convertirá en vegano. La política argumenta que "el día que lleguen al Congreso de los Diputados y, siempre que la sociedad esté preparada y concienciada, harán desaparecer legalmente la industria ganadera para acabar con la matanza animal".
Y no sólo eso. Barquero adelanta que el número de veganos va en aumento: "Ya rondamos el 30% de la población, los amantes de los animales terminarán por hacerse vegetarianos o veganos". Asistiríamos a un nuevo panorama con propuestas como las que trae el Pacma bajo el brazo: incluir la asistencia veterinaria en el sistema de Salud Pública, creación de comedores sociales públicos para gatos y perros, cierre de granjas de foie gras o aumentar la presión fiscal y las inspecciones en explotaciones ganaderas, avícolas y cunícolas son algunas de las medidas que incluye el programa político de los animalistas, causando, por cierto, dolores de cabeza a más de uno, como el mundo del toro o los cazadores, que se manifestaron en Madrid hace escasos días reivindicándose como "los verdaderos ecologistas y amantes de las especies".