En las últimas semanas, el secretario general del PSOE ha insistido reiteradamente en que España "no puede tener un sistema fiscal de Tercera para financiar un Estado del Bienestar de Primera". Al respecto, Pedro Sánchez ha defendido la necesidad de aumentar la presión fiscal para lograr un crecimiento de la recaudación impositiva cercano a los 40.000 millones de euros.
Para justificar esta bomba fiscal, Sánchez ha declarado que una recaudación fiscal como la que hoy registra España es incompatible con la financiación del Estado del Bienestar. Sin embargo, la evidencia empírica muestra que los argumentos del líder socialista hacen aguas por varios frentes.
Para empezar, si repasamos la evolución de largo plazo de la presión fiscal podemos ver que su aumento ha sido notable durante el último medio siglo. Según la base de datos de la OCDE, este indicador se ha disparado del entorno del 15% del PIB observado en 1965 a niveles cercanos al 35% del PIB como tenemos hoy.
De hecho, si nos comparamos con la OCDE vemos que en 1965 existía una diferencia de diez puntos a favor de los contribuyentes españoles, mientras que los niveles actuales son muy parejos. Por tanto, los niveles de presión fiscal registrados en nuestro país son equiparables a la media del mundo rico.
De hecho, si analizamos lo ocurrido con la presión fiscal entre 1996 y 2016 vemos que apenas hay diferencias entre los gobiernos de PP y PSOE. Por tanto, el discurso de Pedro Sánchez según el cual el Ejecutivo de Mariano Rajoy está dejando la presión fiscal en niveles raquíticos no se sostiene a partir de un mero vistazo a los datos.
Nota: Si acudimos a los datos oficiales del Ministerio de Economía, a las tablas de Contabilidad Nacional del INE, a la base WEO del Fondo Monetario Internacional o a las cuentas de Eurostat, la cifra exacta de presión fiscal puede ser mayor o menor, pero refleja igualmente la misma tendencia que apuntan los números de la OCDE.