"Me tumbé en la cama en estado de shock, y me quedé mirando el techo ni sé cuánto tiempo". Esta fue la reacción de A.D.V (prefiere no dar su nombre completo), cuando le notificaron que tenía que pagar la friolera de 400.000 euros por heredar el patrimonio de su padre tras su fallecimiento.
Han pasado 14 años desde entonces, y A.D.V no levanta cabeza. "Yo no tenía, ni tengo ahora, liquidez para hacer frente a esa cantidad y me lo han embargado todo", cuenta en una entrevista con Libre Mercado.
Este hombre, hijo único, forma parte de la lista infinita de afectados por el Impuesto de Sucesiones en España. Aunque es en CCAA como Asturias o Aragón donde tienen los tipos impositivos más altos, cuando el valor de la herencia supera determinadas cuantías, también aparece el afán recaudatorio de otras muchas regiones de nuestro país.
Esta es la historia de A.D.V, que sufrió en Burgos (Castilla y León) el escándalo de que la Administración valorara las propiedades heredadas con unas cifras muy por encima de su valor de mercado. "Decían que la casa de mis padres y el suelo rústico y urbano que me dejó valían más de un millón de euros, pero nadie me iba a pagar eso", asegura.
Un valor de mercado 10 veces menor
Los terrenos, "a unos 5 kilómetros de Burgos, no los quería nadie, aunque se pudiera construir en ellos. Los puse en inmobiliarias, en anuncios… y nada", recuerda. Tal era la sobrevaloración de estas propiedades, que A.D.V puso en garantía suelo por valor de 400.000 euros para aplazar el pago del Impuesto. "Se hicieron dos subastas, que quedaron desiertas, y al final, lo han vendido por menos de 40.000 euros", un valor 10 veces menor.
Ya se está convirtiendo en habitual que muchos beneficiarios se vean obligados a pedir un crédito o a vender parte del patrimonio que les ha dejado su familiar para pagar el impuesto. En el caso más extremo, no les queda otro remedio que renunciar a la herencia debido a la falta de recursos para cumplir con las exigencias fiscales.
A pesar de que A.D.V no contaba con el dinero que le pedían, nunca se planteó no aceptar el patrimonio que su padre, un ingeniero agrónomo, con tanto esfuerzo le había dejado. "Renunciar a tu herencia es aceptar que el Estado te confisque tus bienes, y me parece que no vivimos en un país comunista ¿Por qué tengo que renunciar al legado que me ha dicho mi padre que cuide?", se pregunta.
"Hacienda ha escrito a todos mis clientes"
La deuda de A.D.V ya asciende a 500.000 euros porque le piden 100.000 euros de recargo. "No tienes dinero, y el Estado te grava con intereses. Es kafkiano", denuncia. La persecución a la que le tiene sometido el fisco es límite. "Me mandan cartas todas las semanas. Es una tortura", declara.
El calvario del afectado tampoco ha pasado desapercibido en la agencia de comunicación de la que es propietario porque Hacienda ha puesto al corriente a todos sus clientes de su situación. "Hacienda le ha mandado cartas a todos y cada uno de mis clientes diciéndoles que las facturas no me las paguen a mí, que se las paguen a ellos porque debo casi 500.000 euros. Eso me ha hecho perder clientes porque pensarán que soy un corrupto o que he hecho algo para lucrarme cuando la única culpa que tengo es que mi padre se muera en Castilla y León", se lamenta.
Durante todo este proceso, el afectado vendió su casa de Burgos y ahora vive en Madrid con su madre. "No tengo cuenta en el banco, los únicos trámites bancarios que puedo hacer son a través de mi empresa y hasta que vayan a por ella también... Te hackean la vida con prácticas mafiosas. Yo antes componía canciones, y me han llegado hasta a quitar los derechos de la SGAE. También, han llegado a embargarle a mi madre la cuenta del banco donde cobra la pensión porque aparecía mi nombre", cuenta.
"Mi única esperanza es que un juez analice mi caso y me dé la razón", pero ante la lentitud de la Justicia, A.D.V vive con miedo a que le embarguen lo poco que le queda "y lo vendan por cuatro perras". Antes de que eso pase, "lo único que puedo hacer es vender la casa en la que vivo con mi madre, y si la vendo bien, saldar la deuda e irnos de alquiler. Es surrealista", afirma. "Si mi padre lo está viendo desde el cielo, estará horrorizado", concluye.