Madrid se ha convertido en uno de los mercados inmobiliarios más calientes de Europa. Solamente París se sitúa por delante de la capital española en el último informe elaborado por la consultora CBRE a través de la encuesta Investor Intentions 2018, un sonde anual que cubre a más de 1.000 inversores internacionales.
El 28% de los inversores cuestionados afirma que su apuesta por el ladrillo obedece a una estrategia de diversificación. Un 19% confiesa que lo hace por la rentabilidad relativa del inmobiliario (es decir, porque ofrece más retorno que otras opciones), mientras que otro 19% admite que confía en el sector por su rentabilidad absoluta (de modo que, en su caso, están satisfechos con el retorno generado en sí por los activos del sector).
El estudio también ha constatado una fuerte aceleración de la inversión en suelo industrial, que en 2017 seducía al 38% de los inversores pero en 2018 convence al 50%. La compra de oficinas y los edificios de viviendas pierden peso: caen del 18% y el 28% al 14% y al 20%, respectivamente. Hay retroceso también en el suelo de uso hotelero: la inversión en este nicho pasa del 4% al 2%. Por el contrario, sí apetece más el retail: los espacios para distribución comercial aumentan su cuota del 8% al 10%.
Por detrás de París y Madrid nos topamos con otras capitales europeas que también están en el radar de los grandes inversores. Se trata de Ámsterdam, Fráncfort y Londres. La capital holandesa gana posiciones gracias al Brexit, que también explica la caída de la principal urbe inglesa. Sorprende también el buen desempeño de Fráncfort, que igualmente se beneficia de los efectos colaterales que tendrá la futura salida de Reino Unido de la Unión Europea.
El mercado, eso sí, está perdiendo atractivo. En los años más duros de la crisis, los inversores que tenían capacidad de invertir disfrutaron de importantes descuentos en el precio de los inmuebles. En el caso de España, la caída de precios llegó a ser del 30%, en promedio. Sin embargo, como reconoce el informe de CBRE, la situación ha cambiado y el precio es ya un inconveniente para cerrar operaciones rentables.
De hecho, la competencia en el sector se ha intensificado más aún como consecuencia del aumento de los precios y de otros factores que igualmente apareen destacados en el estudio, como por ejemplo el menor stock de activos disponibles o la mayor competencia entre las distintas empresas y agentes del mercado. Eso explica, en parte, que el segmento industrial esté cobrando importancia, especialmente en el caso español, donde el sector crece a un ritmo anual del 3% y aumenta su producción en niveles que rebasan el 6%.