Portugal ha experimentado un fuerte boom turístico en los últimos años. Del mismo modo que España ha superado los 82 millones de visitantes extranjeros con una población que ronda los 46,5 millones de habitantes, nuestro país vecino ha logrado cerrar el curso 2017 con más de 20 millones de turistas internacionales para un padrón de 10,2 millones de personas.
El empuje del turismo ha sido vital para la economía. La fuerte crisis que ha atravesado nuestro país vecino ha permitido que la hospitalidad "rellene" el vacío dejado por los sectores que crecieron de forma artificial en los años de la "burbuja" crediticia. Por tanto, no sorprende que el peso del turismo sobre el PIB haya pasado del 6% al 8% entre 2010 y 2016.
Pero el país luso no se quiere dormir en los laureles. De hecho, el pasado 1 de abril entró en vigor la nueva herramienta con la que el ministro de Economía, Manuel Caldeira, pretende seducir a los visitantes de otros países. Se trata del programa E-Tax Free, un proyecto piloto con el que se pretende facilitar el reembolso del IVA a los visitantes llegados de otras partes del mundo.
Con el E-Tax Free, los turistas recibirán una especie de certificado que, a la hora de llegar al aeropuerto, será suficiente para tramitar la devolución del IVA. Aunque la implantación será escalonada, el gobierno de António Costa espera que el nuevo programa sea de aplicación generalizada desde mediados de año.
Caldeira ya ha declarado que esta herramienta está llamada a ser "un enorme incentivo para las compras hechas por los turistas que nos visitan". En opinión del titular de Economía, "esta es una forma de recibir mejor a quien nos visita y, con sus gastos, ayuda a crear empleo y generar riqueza para nuestra economía".
Las estadísticas que maneja el gobierno destacan el peso de los turistas chinos en el fenómeno tax free. En 2017 subió un 36% el número de visitantes que se acogió a la devolución del IVA en frontera. La subida fue especialmente acusada entre chinos (41%), brasileños (39%) y estadounidenses (35%). Según recoge El País, se estima que cada turista extracomunitario gasta en un día lo que un europeo en siete, de modo que Portugal tiene claro que debe incentivar fiscalmente este tipo de visitas.
El pragmatismo de Costa
El gobierno, de signo socialista, lleva ya dos años aplicando medidas continuistas en materia económica. Aunque ha subido el salario mínimo, Costa ha dejado en pie la reforma laboral aprobada por el ex primer ministro, el conservador Passos Coelho. En virtud de las modificaciones introducidas entonces, se ha reducido significativamente la cobertura de la negociación colectiva y se ha abaratado el coste de despedir y contratar.
En materia presupuestaria, el gasto se ha congelado desde hace cuatro años y el peso de los desembolsos del Estado sobre el PIB se ha reducido de forma intensa, pasando del 52% al 44%. También cae el déficit, que viene de anotarse el nivel más bajo en cuarenta años, y la deuda pública podría caer al 115% del PIB al final de la década.
Hay, además, un amplio programa de reformas económicas en marcha que, lejos de detenerse, sigue introduciendo nuevas medidas de liberalización.