Las Kellys están en pie de guerra y van a por todas. "Las que limpian", tal y como ellas mismas se autodefinen, tienen muy claro su objetivo: implantar la "Ley Kelly". Las limpiadoras asociadas lograron el jueves que las recibiera en Moncloa el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y ojo porque lo que piden provocaría cambios drásticos en los hoteles.
La líder de las de camareras de piso en España, Myriam Barros, atiende a Libre Mercado. Su presidenta habla de "una auténtica situación de esclavitud limpiando 30 habitaciones por día con las subcontratas de los hoteles y con sueldos de 600 euros netos mensuales". La asociación de limpiadoras exige que el Gobierno modifique el artículo 42 del Estatuto de los Trabajadores para que declaren ilegal que un hotel contrate a una empresa externa para prestar servicios. "Rajoy debe hacer efectiva la ley Kelly para que podamos pasar a formar parte de la plantilla del hotel y no de una empresa externa que somete a explotación física y laboral a sus trabajadoras", afirma muy segura de sí misma Barros. Rajoy ya ha prometido tras la reunión que estudiará la modificación del artículo 42 en favor de las Kellys.
Las Kellys han hecho cuentas y su referente, Barros, declara que en base a la "miseria" que cobran les sale cada habitación que limpian a 2 euros y da nombres de las empresas que, según ellas, dan un trato denigrante e indigno a sus empleadas externas. "Constanse, Grupo 7, Canary Employement, Activa Canarias, Emplea Recursos, Tempory SL, Trabaja Canarias o Flexiplan, Grupo Hotusa, NH Hoteles o la cadena Meliá son algunas de ellas, pero te puedo dar más nombres y no terminamos hasta mañana", asevera la Kelly Barros. La mayoría de compañías citadas son empresas de trabajo temporal y pertenecen a Canarias, comunidad que es foco y origen de esta revolución de las cenicientas.
No obstante, Barros recalca que su situación laboral es muy buena en la cadena de hoteles H10. "Yo estoy contratada como plantilla del hotel H10, indefinida y cobro 1.200 euros brutos con pagas extras y quiero que el resto esté igual", aclara. Entonces, ¿por qué lo hace?. Ella dice que su movilización es "por sus compañeras y porque ha vivido en el pasado malas experiencias en los hoteles" y añade que "todas las empresas de limpieza y ETTS mienten y son abusivas".
Las Kellys en Canarias se rigen por el Convenio de Hostelería, "es uno de los mejores, la verdad, pero los hoteles no lo cumplen". Este movimiento de escobas alzadas se ha extendido a todo el país y las Kellys cuentan con representación en la mayoría de provincias. Libre Mercado ha investigado si es tan fiero el león como lo pintan.
"Hay explotación, pero es marginal"
"Mis empleadas están todas contentas. Nunca se han quejado. No tienen dolencias físicas ni están explotadas. Jamás les pagaríamos 2 euros por habitación. Eso es una aberración con la que no estamos de acuerdo". Ángel Martín es director de la empresa madrileña de multiservicios Mintsa. Tiene a su cargo 170 camareras de piso contratadas para prestar el servicio de limpieza en varios hoteles de Madrid que externalizan sus servicios. Martín asegura a Libre Mercado que "está muy tranquilo" con la reunión de las Kellys y el presidente del Gobierno. "Nosotros nos adherimos al convenio del sector de la limpieza y pagamos la hora tal y cómo está estipulado, incluso un poco más. Jamás contratamos por habitación, sino por horas, semanas, o meses", y añade que "el sueldo bruto de una camarera de piso subcontratada es de 1.200 euros brutos mensuales con sus pagas extras".
Cierto es que la denominada Ley Kelly tendría temibles consecuencias para la libertad empresarial. Primeramente, el carácter estacional del turismo hace que no se demanden servicios en los hoteles en temporada baja. De llevarse a cabo e implantarse esta ley, los hoteles podrían ver cómo sus trabajadoras están con la fregona seca porque no tienen habitaciones que limpiar.
"Es absolutamente inviable que se proclame la Ley Kelly. A mí no me preocupa porque no se va a ceder ante esto", declara Cristina Simón, una empresaria albaceteña de 27 años que es propietaria de La Fregona Mágica. Simón explica que ella "paga a sus trabajadoras por horas y por encima de lo que establece el convenio de limpieza en España". Simón garantiza que sus 30 empleadas nunca han limpiado 30 habitaciones por día, "eso es una auténtica locura, es imposible para un cuerpo humano, esa carga puede destrozar a cualquiera". La joven empresaria confiesa que "está con las Kellys que sufren en sus carnes este tipo de explotación laboral", pero coincide con Martín en describir este tipo de situaciones críticas en el ambiente laboral de un hotel como "algo excepcional y marginal".
El director de Minsta desvela cómo estas malas prácticas se dan, pero serían muy pocas las malvadas empresas madrastas que castigan a las cenicientas. Martín revela cómo la alta competición entre empresas multiservicios por llevarse la adjudicación de un concurso privado de una gran cadena hotelera "hace que se bajen los pantalones y abaraten precios para que los elijan a ellos". Se establecería así una especie de subasta de fregonas, donde el hotel en cuestión "se vendería al mejor postor", según describe el empresario.
Pero hay también una cuestión que advierte la directora de La Fregona Mágica: "Nadie puede limpiar bien en 15 minutos una habitación. El servicio se verá medrado y con ello las reclamaciones de los clientes, por lo que bajarán las reservas". Lo barato sale caro. Simón narra que ella misma estuvo en un hotel de 5 estrellas Gran Lujo como cliente y encontró las sábanas "llenas de pelos".
El ahorro con la subcontratación de las limpiadoras supondría para el hotel evitar la gran burocracia que rodea las altas y las bajas de las nóminas, con una reducción de costes próximo al 15% mensual. No se trataría tanto de bajar los sueldos, sino de evitar el papeleo, altas y bajas, así como aumentar la eficiencia propia de las empresas turísticas que se mueven en la temporalidad.
Por el contrario, las brujas de la escoba, esas supuestas empresas que esclavizan, "supondrían un ahorro al hotel del 40% al mes". Claro que el fregado low cost o, lo que es lo mismo, limpiar por encima y esconder la basura debajo de la alfombra, tiene un alto coste final para el hotelero habituado a "mal pagar". Los turistas no vuelven.
¿El cuento de la Cenicienta?
Dejando a un lado las anécdotas del turista común, los empresarios insisten en que "siempre y en todos los ámbitos se cometen fraudes, pero no es lo común". Entonces, ¿se estaría exagerando el panorama al que se enfrentan las Kellys para obtener prebendas del Estado?
Las míseras vivencias descritas por las camareras de piso asociadas han despertado la empatía e indignación del ciudadano de a pie y, por supuesto, de varios partidos políticos que se han subido al carrito de la limpieza de las Kellys. Unión Canarias se ha dado golpes en el pecho reclamando solidaridad por parte del Congreso de los Diputados. Pero ¿se estaría apelando a los sentimientos para conseguir otros fines? Martín apunta a que "las Kellys persiguen que les suban el sueldo. En el momento que esto suceda ya no se quejarán por el número de habitaciones".
Otra de las demandas de las Kellys es la jubilación a los 58 años por "las enfermedades que arrastran". Ansiedad, estrés, fibromialgias y fuertes dolores musculares son los padecimientos más comunes que reflejan en su manifiesto digital. Instan al Gobierno al reconocimiento como "enfermedades profesionales".
Como primer plato, la Ley Kelly dejarían sin trabajo a muchas de estas limpiadoras externas, un colectivo de casi 200.000 personas, y llevaría a la quiebra a numerosas empresas subcontratadas. Muchos hoteles no podrían asumir absorber una plantilla completa. Y aquí no acaba la cosa: cafeterías, servicios de hamacas, sombrillas, o mantenimiento de jardines y piscinas que suelen ser subcontratados se verían de repente afectados, ya que las Kellys también reclaman que no se reconozca a ninguna empresa que trabaje para el hotel de forma externa.
Hay que decir que el carácter estacional del turismo también sería otra las razones para buscar servicios externos que faciliten personal cuando haya trabajo y se requiera. De aceptarse lo que las Kellys desean, las camareras de piso serían contratadas y trabajarían haya reservas o no, haya que hacer camas o no. Asimismo, desde algunas empresas del sector alegan que los casos de sueldos bajos podrían llegar a su fin de aquí a dos o tres años, ya que la recuperación económica está abriendo nuevas oportunidades de trabajo y ya no es tan fácil encontrar personal que acepte esas condiciones salariales.
El silencio de las empresas
Sin embargo, no todas las empresas afectadas por estas denuncias responden a las acusaciones de las Kellys. Llama especialmente la atención que desde la patronal de empresas del sector de la limpieza en España (ASPEL), con quien se ha puesto en contacto este periódico, no se haya querido hacer declaraciones al respecto, prefiriendo guardar silencio. La propia patronal de hoteles en España (CEHAT) tampoco ha querido defenderse de las duras críticas de las Kellys ni valorar la reunión de la asociación con el Gobierno. Quieren "mantenerse al margen y no hacer declaraciones sobre el asunto".
Otro de los grandes gigantes del turismo que ha sido duramente criticado por esta asociación es la cadena Meliá. Preguntado por las supuestas condiciones de abuso laboral a las camareras de piso externas, desde el departamento de comunicación han referido que prefieren no hacer ninguna declaración.
Desde el Grupo Hotebus acusado por las Kellys cordobesas, sin embargo, sí han respondido a este periódico desmintiendo las denuncias de las limpiadoras: "No existe ningún expediente sancionador contra Hotusa en relación a empresas prestadoras de servicios de limpieza", y agregan que en todos los casos "revisan exhaustivamente la documentación íntegra de las empresas que prestan servicios a sus establecimientos para constatar que cumplen con todos los requisitos legales. Si se da alguna irregularidad, el Grupo Hotebus procedería a resolver la finalización de la prestación de esos servicios".
Bajar impuestos aumentaría los salarios
Otro de los motivos que lleva a tener auténticos quebraderos a la hora de subir el sueldo a las camareras de piso son los impuestos. Las empresas autónomas se encuentran con auténticas trabas para poder contratar con todas las de la ley a sus trabajadoras. Los impedimentos fiscales y estatales propician un ambiente que invita al fraude y con ello a los abusos laborales de los que hablan las Kellys.
Cristina Simón, por ejemplo, pinta un paisaje desalentador para los autónomos en España. "Es imposible pagar más porque nos acribillan a impuestos. Yo hago verdaderos esfuerzos por pagar como debo a mis empleadas, pero es cierto que es una auténtica odisea", espeta la empresaria. "Pagar uniformes, productos, cotizaciones sociales es una cruzada en el desierto para cualquier empresario", concluye.