Las elecciones italianas han dejado un panorama político muy fragmentado. El centro-derecha se ha hecho con el triunfo, a base de sumar los apoyos cosechados por el partido de Silvio Berlusconi, Forza Italia, con la Liga Norte que lidera Matteo Salvini y la agrupación nacionalista Fratelli d'Italia, encabezada por Giorgia Meloni.
Sin embargo, lo que no anticipaban las encuestas era que la Liga Norte superase en votos a Forza Italia. Este sorpasso en el seno del centro-derecha relega a Berlusconi a una posición secundaria y convierte a Salvini en el hombre de referencia de la coalición. Así lo habían acordado los tres grupos políticos en el pacto que da sentido a la alianza: cada partido presenta su propia lista y, una vez se cuentan los votos, el que obtiene más apoyos se convierte en el líder del bloque centro-derechista.
Después de los comicios, el 42% de los escaños han terminado en manos de Salvini, Berlusconi y Meloni. No anda lejos el Movimiento 5 Estrellas: la agrupación populista creada por Beppe Grillo y liderada ahora por Luigi di Maio se ha hecho con el 36% del Parlamento. A distancia aparece el bloque de centro-izquierda, con un Matteo Renzi muy venido a menos que apenas llegó al 18,5% de los curules. Semejante panorama arroja una complicada gobernabilidad, en línea con el bloqueo político que también han vivido en los últimos años otros socios de la Unión Europea como Alemania, Bélgica o, sin ir más lejos, nuestro país, España.
Desde un primer momento, Silvio Berlusconi insinuó que Matteo Salvini debía apoyarse en los parlamentarios de centro-izquierda para evitar una repetición de elecciones y consolidar un acuerdo de gobierno capaz de evitar una legislatura fallida. Sin embargo, ni Salvini parece interesado en explorar esta vía ni Renzi tiene capital político para intentar una aventura así. Todo esto nos lleva al reciente acercamiento entre la Liga Norte y el Movimiento 5 Estrellas, un flirteo político que preocupa, y mucho, en Bruselas.
El mejor ejemplo de que una alianza así es posible ha sido el pacto que han cerrado ambas formaciones para repartirse el control de las dos cámaras legislativas. El Senado quedará en manos del centro-derecha, mientras que la cámara será para el Movimiento 5 Estrellas. Pensando en cuadrar el círculo, Salvini no ha propuesto a uno de los suyos para el cargo, sino que ha optado por impulsar la candidatura de una veterana legisladora del partido de Berlusconi, Elisabetta Casellati. De esta forma, el magnate lo tendrá más difícil a la hora de criticar a su socio de coalición.
¿Qué supondría un pacto entre la Liga Norte y el Movimiento 5 Estellas? El Financial Times se hacía esta pregunta recientemente y llegaba a la conclusión de que un programa acordado por ambas formaciones pasaría por revertir el aumento de la edad de jubilación, cancelar la reforma laboral y lanzar una ofensiva contra el euro y las instituciones comunitarias.
En el plano fiscal, el acuerdo entre ambos podría resultar en una rebaja de los tipos aplicados a las rentas más bajas y en la introducción de algún tipo de renta mínima. Con toda probabilidad, Salvini introduciría la propuesta deflat tax que tanto ha defendido en campaña su socio Berlusconi, pero no está claro que los populistas estén de acuerdo con la idea de fijar un tipo único de IRPF del 25%, ya que el Movimiento 5 Estrellas carga de forma recurrente contra las medidas que consideran "neoliberales".
Hay otra hipótesis encima de la mesa: la de un pacto entre el Movimiento 5 Estrellas y los parlamentarios de centro-izquierda. El hundimiento del Partido Democrático y la retirada de Matteo Renzi dejan al bloque sin cabeza visible, pero algunos de sus legisladores creen que sería interesante explorar un acuerdo con los populistas, sobre todo por el tono izquierdista que enarbola Luigi di Maio en muchos de sus mensajes de campaña.