El importe total de la inversión extranjera alcanzó el pasado año 36.122 millones de euros, con un crecimiento del 0,7% respecto a 2016, lo que supone la cifra más alta registrada desde el año 2008, según los datos del Registro de Inversiones Extranjeras (RIE) de la Secretaría de Estado de Comercio.
Por lugar de destino, la Comunidad de Madrid atrajo 14.500 millones, lo que representa el 61% del total de la inversión extranjera neta, tras crecer un 25%, seguida de Cataluña, donde fueron a parar 3.000 millones de euros, un 40% menos que en 2016.
Esta última región volvió al segundo puesto, tras perderlo en el tercer trimestre, debido a una recuperación de la inversión entre octubre y diciembre en 910 millones de euros, aunque esta cifra también supone una pérdida del 50% respecto al último trimestre de 2016 y del 24% respecto a la media de los últimos cinco años.
País Vasco, con 2.616 millones de euros, fue la tercera región por tamaño de inversión, tras registrar un aumento del 71% en el último año. Esta comunidad, junto a Madrid y Cataluña, concentraron el 85% de la inversión productiva.
En España
En términos netos, la inversión extranjera se situó en 24.500 millones de euros, un 12,3% menos que un año antes. Puesto que las cifras de flujos de inversión directa son muy volátiles, ya que una sola operación grande puede alterar las comparaciones, el Ministerio las compara con la media de los últimos cinco años, lo que muestra un aumento de la inversión bruta del 25,6% y del 18,7% de la neta.
Las inversiones extranjeras para nuevas aportaciones a empresas en forma de nuevas constituciones o ampliaciones, que son las que tienen impacto en el empleo y suponen casi el 79% de la inversión productiva bruta, aumentaron un 52%. El 21% restante, correspondiente a la adquisición de empresas ya constituidas, descendió un 62%.
La inversión productiva neta, por su parte, bajó un 36%, hasta los 12.323 millones de euros, debido al incremento de las desinversiones en un 80%. La Secretaría de Estado de Comercio apunta que la mayor parte de esta retirada de la inversión provino de una única operación de venta que no tiene ningún impacto en la economía puesto que no supone una reducción de la actividad empresarial.
Descontadas las entidades de tenencia de valores extranjeros (ETVE), que son financieras y no generan efectos económicos reales significativos, la inversión productiva bruta descendió un 7,2%, hasta los 23.758 millones de euros, mientras que las de ETVE crecieron un 20,6%, hasta los 12.365 millones, debido a tres operaciones puntuales que equivalen al 73% de la inversión de este tipo de entidades.
El 70% proviene de la UE
Hasta el 21% de la inversión provino de Luxemburgo, seguida del 14% procedente de Alemania, del 13% de Reino Unido, del 11% de Estados Unidos y del 10% de Francia. Suiza, con una sola operación, aumentó un 348% las inversiones, mientras que las procedentes de Estados Unidos descendieron un 50%, perdiendo el primer puesto entre los países emisores.
Las inversiones hacia España de la Unión Europea coparon el 70% del total, después de aumentar un 19% en el último año. Las procedentes de África ascendieron un 345% con solo dos inversiones, mientras que las de Latinoamérica descendieron un 67%, las de América del Norte un 53% y las de Asia y Oceanía un 77%.
Las actividades inmobiliarias captaron el 13% de la inversión, seguidas del 10% que fue a parar a las empresas de energía eléctrica y gas, del 7% de servicios financieros, del 7% de las telecomunicaciones o del 6% del comercio al por mayor.