La organización Human Progress ha realizado un curioso estudio para comparar el nivel de vida en Estados Unidos en 1979 con el de 2015. Y, para ello, han comparado el número de horas trabajadas necesarias para comprar un electrodoméstico común, antes y ahora. Las conclusiones son bastante curiosas. Por ejemplo, comprar una cafetera eléctrica clásica costaba 2,25 horas trabajadas a finales de la década de los 70, pero hoy tan sólo se necesitan 40 minutos -una reducción del 84%-.
Esto demuestra que el nivel de accesibilidad a los productos electrónicos se ha ampliado -cada vez cuesta menos tener utensilios básicos en casa-. Realmente, desde 1979 el PIB estadounidense ha crecido un 149% y la productividad lo ha hecho un 64%. Sin embargo, hay otro dato a tener en cuenta: ajustando las ganancias promedio por hora trabajada a la inflación, el salario no ha subido -aunque tiene una explicación lógica-. En 1979, las ganancias -descontando la inflación- eran de 21,2 dólares la hora, y en 2015 fueron de 21,18 dólares.
¿Qué ha pasado con los salarios?
El porqué de todo esto se debe a tres factores: la expansión de los beneficios no salariales, la caída en el precio de los bienes de consumo y el aumento en el precio de los servicios como la educación y la sanidad. En los últimos 40 años, se han expandido los beneficios no salariales -es decir, la asistencia médica, los planes de jubilación, los seguros, la educación, las vacaciones pagadas, etc-. Estos beneficios suponen entre un 30% y 40% del salario total de los trabajadores. Son beneficios no salariales, que no van incluidos en la nómina, pero la empresa destina ese porcentaje al pago de estos servicios para los trabajadores, ya sea en forma de seguros o de impuestos.
Aunque sobre el papel se puede decir que se gana menos por hora trabajada que en 1979, afirmarlo sería un error. Realmente, cada trabajador gana, de media, un 35% más que hace 40 años, pero lo que ocurre es que ese porcentaje se destina al pago de esos beneficios no salariales que ofrecen unas coberturas mucho más amplias que a finales de los 70.
¿Qué ocurre con los electrodomésticos?
Simplemente, que la competencia, el libre mercado y el aumento de la productividad han provocado que ahora sea mucho más accesible tener uno de estos electrodomésticos. Como se ha señalado, aunque el salario que el trabajador recibe -ajustándolo a la inflación- es menor que en 1979 debido a la mejora de otras condiciones, el acceso a productos comunes es mucho más amplio.
Algunos ejemplos
Comprar una nevera en 1979 requería 75 horas de trabajo, en 2015 se necesitaban 36 -una reducción del 52%-. En el caso del microondas, a finales de los 70 se necesitaban unas 61 horas laborales -una semana y media de trabajo para comprar uno-, mientras que en 2015 se necesitaban solo 3 horas -se ha reducido un 95%-. Con la televisión ocurre algo similar, ya que hace 40 años era necesario destinar 70 horas trabajadas para comprar una, mientras que en 2015 con trabajar 4 horas y media se podía adquirir una televisión de plasma.