Ingvar Kamprad, fundador de la cadena sueca de muebles y objetos para el hogar Ikea y fallecido en enero a los 91 años, ha donado la mitad de su fortuna personal a impulsar la actividad económica en las zonas rurales del norte de Suecia. El testamento, difundido el martes, establece que la mitad de la herencia, la parte que no irá a sus tres hijos y su hijastra, será canalizada a través de la fundación de la familia, creada en 2011 y que busca estimular la investigación y la educación, sobre todo, en su región natal de Småland.
Con los nuevos fondos, la actividad de la fundación se ampliará a la región norteña de Norrland, lo que entronca con la afección de Kamprad por revitalizar las zonas más rurales de Suecia y evitar que se vayan despoblando, según la Fundación Ikea. "Siempre estuvo interesado en Norrland y visitaba con frecuencia la región. Quería hacer posible que la gente joven viviese allí y no tuviese que emigrar", dijo a la edición digital del periódico Dagens Nyheter el director de la fundación, Per Heggenes.
Lo que no se ha aclarado es a cuánto ascienden los activos de Kamprad, considerado una de las 500 personas más ricas del mundo según la revista Forbes, pero que siempre aseguraba que su patrimonio personal era en realidad mucho más modesto. El motivo de la discordia es que Kamprad construyó hace años un complejo sistema de fundaciones y otras compañías con sedes en varios países, controladas por la familia, para reducir la carga fiscal al mínimo y evitar intentos de compra externos.
De acuerdo con el diario sueco Sydsvenskan, Kamprad tenía en 2014 una fortuna personal de unos 750 millones de coronas suecas (74 millones de euros). Ingvar Kamprad falleció el 27 de enero pasado en su casa en Småland, rodeado de sus familiares tras una "corta enfermedad", según informó en su día la empresa en un comunicado.