Hace unos años, la salida al mercado de las máquinas de café que funcionaban con cápsulas fue toda una revolución. Son más cómodas que las cafeteras tradicionales y son individuales, dos características que las hacían perfectas para oficinas e incluso domicilios. En lugar de tener que estar pendientes de tener una caja de leche refrigerada para tomar un café cortado o espresso, las cápsulas ya mezclaban el café y la leche en polvo. Además de ofrecer otras muchas variantes en una sola dosis, como capuccino, cortado, latte macchiato, etc. Por todo ello, son cada vez la opción preferida de los consumidores por la comodidad.
Sin embargo, algo ha empezado a surgir en Europa que podría acabar con las cápsulas Nespresso, Dolce Gusto o Tassimo. Hamburgo fue la primera ciudad del Viejo Continente en poner freno a estas cápsulas y Baleares ha asegurado que no se podrán comprar ni vender estas a partir de 2020.
El motivo es que, según argumentan, el material con el que se fabrican -plástico y aluminio generalmente- es muy contaminante. Además, el agravante es que las plantas de reciclaje no están preparadas para procesar estos productos o hacerlo es demasiado costos por la mezcla de materiales con los que se fabrican. Por lo tanto, al no ser reutilizables y no ser biodegradables, son altamente contaminantes.
Teniendo en cuenta que a nivel mundial se fabrican 39.000 capsulas de café al día, las prohibiciones amenazan claramente al sector. La solución parece que pasa por cambiar los materiales con los que se fabrican las mono dosis. En el caso de Baleares, a partir de 2020 solo se permitirá comerciar con las cápsulas que estén fabricadas con materiales compostables.
Por su parte, las empresas no se están quedando de brazos cruzados. Para conseguir una mayor sostenibilidad y evitar las prohibiciones, están comenzando a colocar puntos de recogida de estas mono dosis en los centros comerciales y en sus propias tiendas. El futuro parece que pasará o bien por hacer que estas cápsulas sean reutilizables para las empresas o bien por utilizar otros materiales para su fabricación antes de que las prohibiciones acaben con ellas.