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Legalizar la marihuana baja el consumo entre adolescentes y crea miles de millones de negocio

Tras años con tiendas minoristas de marihuana abiertas en algunas zonas de EEUU empieza a haber datos fiables de las consecuencias de la legalización.

Tras años con tiendas minoristas de marihuana abiertas en algunas zonas de EEUU empieza a haber datos fiables de las consecuencias de la legalización.
Una plantación de marihuana. | Pixabay/CC/7raysmarketing

Colorado fue el primer estado de EEUU que legalizó el uso recreativo de la marihuana y en el que se abrieron tiendas minoristas a partir de enero de 2014, una tendencia que ha crecido hasta que hoy en día son ocho los estados -y además Washington DC- en los que se permite fumar, aspirar o cocinar maría. Y no sólo eso: en otros 29 se ha legalizado su uso en el tratamiento de problemas médicos.

Por supuesto, han sido medidas con una notable controversia e incluso en este momento la tendencia podría derrumbarse, ya que el hecho es que los estados han legalizado la marihuana a pesar de que a nivel federal ésta sigue siendo ilegal. Al contrario de lo que hizo la administración Obama, que dejó a los estados legislar y actuar en el campo simplemente con cumplir algunos requisitos, Trump amenaza ahora con hacer uso de las leyes federales para impedir más legalizaciones e incluso tumbar las que ya han tenido lugar.

Un apoyo cada vez mayor

Pero Trump no tendrá fácil un cambio radical de política. Para empezar, los estados que han aprobado la legalización de diferentes usos de la marihuana lo han hecho en referéndums, y además los partidarios de unas u otras medidas se reparten, en el peor de los casos, en dos mitades de la población: según una gran encuesta nacional de abril de 2017 un 49% la apoya y un 47% se posiciona en contra.

Una tendencia positiva que se estaría incrementando según los mucho más contundendes sondeos del prestigioso Pew Research Centre: el último del pasado mes de enero marca que el apoyo a la legalización es del 61%, mientras que un año antes la cifra era del 57%. En el caso de permitir el uso medicinal de la marihuana, en cambio, el resultado de todas las encuestas es abrumador: al menos un 83% de los americanos la apoya.

Partidarios de la legalización y de la ilegalización manejan multitud de argumentos a favor y en contra. Uno bastante poderoso es que, con o sin prohibición, se trata de una droga extraordinariamente popular: la misma encuesta a la que hacíamos referencia refleja que un 52% de los americanos mayores de edad la ha aprobado en alguna ocasión -esto son casi 129 millones de personas- y de ellos un 44% la usa habitualmente. Es decir, 54,5 millones de estadounidenses toman habitualmente una sustancia que en la mayor parte de EEUU está prohibida o con su uso muy restringido.

El interesante caso de Colorado

Pero el debate está cambiando: por primera vez se dispone de datos fiables de lo que ocurre después de una legalización y, desde ese punto de vista, Colorado, con cuatro años de venta minorista y uso legal de la marihuana es, pese a ser un estado relativamente pequeño con sus 5,5 millones de habitantes, un banco de datos interesantísimo para medir sus efectos.

Y el primer dato con el que nos encontramos es que, en contra de lo que muchos podrían pensar, el consumo no ha crecido exponencialmente sino que se mantiene estable: según los datos de la Encuesta Nacional de Uso de Drogas y Salud (NSDUH, por sus siglas en inglés), mientras que en el estudio con datos de 2013 y 2014 un 15,17% de los habitantes de Colorado mayores de 18 años tomaban marihuana en el correspondiente a 2015-2016 esta cifra se quedaba en el 16,62%, una variación dentro de los márgenes de error del propio sondeo.

Pero además las cifras arrojan algunas peculiaridades interesantes: en el caso de los menores de edad -en teoría uno de los colectivos más vulnerables a una legalización- se ha dado una caída consistente del uso: según las mismas encuestas de la NSDUH el porcentaje de habitantes de Colorado entre 12 y 17 años que habían consumido en el último mes era de un 12,13% en el estudio de 2013-2014, de un 11,13 en el de 2014-2015 y del 9,08 en el de 2015-2016. Unos datos que el propio Washington Post destacaba recientemente.

De hecho, desde la legalización las cifras de Colorado se han acercado mucho a las que pueden observarse en el total de Estados Unidos, donde tampoco ha habido un incremento de uso en esta banda de edad sino que se ha producido una caída, si bien mucho más moderada: se ha pasado de un 7,22% en 2013-2014 a un 6,75% en 2015-2016.

Es más: si tenemos en cuenta el conjunto de EEUU, las diferentes legalizaciones para uso medicinal o recreacional no han supuesto incrementos relevantes en el consumo de los mayores de edad: si en 2013-2014 el porcentaje de los que habían tomado marihuana en el último mes era de un 8,04% en 2015-2016 subía, pero sólo hasta el 8,79%.

Un boom económico

La otra cara de la legalización de la marihuana es el boom económico que está suponiendo: en un tiempo récord se ha generado un mercado repleto de empresas pequeñas e incluso algunas más grandes, que mejoran su producto a través de la investigación y la innovación y, lo que no es menos importante desde el punto de vista del legislador: permitiendo una importante recaudación de impuestos.

El propio estado de Colorado refleja en su web oficial las cifras de venta de marihuana desde 2014 y con un inaudito nivel de detalle: es posible saber cuánta se ha vendido en cada condado cada mes tanto para uso medicinal como para uso recreacional. No obstante, nosotros nos quedaremos con los grandes números: en 2017 el mercado llegó a los 1.507 millones de dólares, y el acumulado en los cuatro años de legalización es de cerca de 4.500 millones. Esto sólo por lo que respecta a las ventas minoristas a clientes finales, por supuesto.

Se observa además una relativa ralentización del mercado, que aun así en 2017 creció un 15%, una cifra importante pero significativamente menor que el 31% que de 2016 y el 45% de incremento de 2015.

Y como no podía ser de otra forma, un negocio de 1.500 millones genera unos importantes ingresos por impuestos, y eso que la marihuana está mucho menos cargada fiscalmente que, por ejemplo, el tabaco en España: mientras que éste tributa cerca del 80% entre unas cosas y otras, la marihuana paga en Colorado unos impuestos del 15% en las ventas minoristas -tras subirse desde el 10% el pasado mes de julio- y otro tanto en las ventas de los mayoristas.

Con esa tributación el estado de Colorado recaudó más de 247 millones de dólares en 2017, unos ingresos que están subiendo por encima de las subidas de las ventas minoristas, lo que nos habla de un mercado también creciente en otros ámbitos.

Y, por supuesto, a nivel de todos los EEUU las cifras son mucho mayores: según un experto citado por CNN estaríamos hablando ya de una industria de 9.000 millones de dólares, más o menos lo mismo que genera anualmente un producto como los pañales.

¿Y qué pasa con la delincuencia?

El panorama de la legalización se completa con otro aspecto importante: ¿ha tenido alguna influencia en los índices de criminalidad? Respecto a esto nos encontramos con datos contradictorios.

Así, por un lado tenemos las buenas noticias: un estudio publicado a finales del año pasado -y del que se han hecho eco varios medios- asegura que en los estados cerca de la frontera con México que han permitido los usos medicinales de la marihuana los delitos violentos han bajado de forma importante: un 13% de media.

La explicación es que, como por otra parte cabía esperar, la posibilidad de adquirir legalmente la droga ha restringido el negocio de los cárteles mexicanos de la droga que la introducían ilegalmente desde el otro lado de la frontera y cuya actividad, obviamente, se desarrolla con un alto nivel de delincuencia ya que su negocio no suele ampliarse mejorando el producto -cosa que sí está ocurriendo con la marihuana legal americana- sino desplazando a sus competidores violentamente.

Las cifras llegan a ser muy llamativas en algunos estados como California, donde el crimen ha caído un 15% y en determinados tipos delictivos, sobre todo en el caso de los homicidios relacionados con el tráfico de drogas, que han caído un 41% en el conjunto de los estados analizados.

Sin embargo, en el caso de Colorado -que no está junto a la frontera con México- las cifras no son tan positivas y el crimen ha crecido, al menos según los del Colorado Bureau of Investigation cuyas principales estadísticas recogía el año pasado The Denver Post.

Si comparamos los datos de 2016 con los de 2013 -el último año antes de la legalización- la subida no es excesiva: roza el 5% para el conjunto de crímenes violentos, pero se produce en contra de una tendencia a la baja en todos los EEUU. Si abrimos un poco más la escala temporal se puede comprobar que la tasa de crímenes de 2016 es aún menor a la de 2007 y los años anteriores.

El análisis publicado también por el diario de Denver no es concluyente respecto a que el incremento en la delincuencia en 2015 y 2016 se pueda relacionar directamente con la legalización de la marihuana, de hecho aunque los expertos citados señalan que "sería naif no relacionar el mayor consumo de droga con el incremento de la criminalidad", también constatan que ese incremento no es solo el de la marihuana -de hecho, tal y como hemos comentado ya, no hay un incremento significativo del consumo- sino el relacionado con otras drogas, especialmente la heroína.

Las autoridades policiales también aseguran que la mayoría de los nuevos crímenes en Colorado se deben a "transeúntes", es decir, personas que llegan de otros estados y delinquen allí, pero tampoco hay conclusiones claras sobre qué significa esto.

Por el otro lado, las estadísticas que maneja un amplio informe sobre la legalización de las drogas publicado por el CATO Institute, un destacado think tank liberal con sede en Washington DC no reflejan un cambio significativo en las tasas de crimen ni en Colorado ni en el estado de Washington, que fue el segundo en aprobar el uso recreativo de la marihuana, con tiendas abiertas a partir de julio de 2014. De hecho, según los datos del CATO tampoco se han producido más crímenes en los estados que mantienen la prohibición situados junto a los que han legalizado la droga.

Otro dato importante -e impresionante- es el número de arrestos relacionados con la marihuana que se dan cada año en EEUU: en 2016 fueron nada más y nada menos que 587.700 personas según el dato que recoge el Washington Post, la mayoría de ellas relacionadas con la posesión de pequeñas cantidades. La estadística ha crecido respecto a 2015, pero aún así la segunda más baja desde 1997 y supone una caída importante si la comparamos con los años anteriores a 2014 en los que superaba los 600.000 arrestos y muy importante si tenemos en cuenta que en todos los años entre 2006 y 2010 hubo más de 700.000 detenciones.

Sin duda ese es otro de los aspectos sobre los que es pertinente una reflexión: si tienen sentido centenares de miles de detenciones y el esfuerzo policial que es necesario para hacerlas cuando estamos hablando de algo que se puede regular ordenadamente y que, pese a la prohibición, hacen ya decenas de millones de personas.

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