La economía española ha iniciado 2018 mejor de lo que terminó el pasado año. Así lo confirman los datos de empleo de febrero, con un incremento de 81.000 afiliados a la Seguridad Social, inferior a la estimación inicial de 88.000, pero siendo, en cualquier caso, un buen dato. El crecimiento del empleo corregido por la estacionalidad y excluyendo el sector primario, para poder comparar las cifras de forma homogénea, fue del 0,34%, superior al obtenido en enero gracias, sobre todo, al impulso del sector servicios.
Cambia la composición del empleo
Por otro lado, uno de los hechos más significativos del empleo es cómo está cambiando la composición de su crecimiento. Dentro de los servicios, que explican tres de cada cuatro empleos, la contribución de las ramas de actividad más vinculadas con el consumo de los hogares, como el comercio y la hostelería -en este último caso también vinculado con el turismo-, está descendiendo a favor de una mayor aportación de actividades de servicios profesionales, más relacionadas con los servicios a empresas y, en concreto, con la externalización de ciertas funciones empresariales.
Este patrón de crecimiento, con un menor peso del consumo de las familias, se ha podido observar también en los datos de PIB publicados esta semana por el INE. Como se puede ver en el siguiente gráfico, el consumo ha ido perdiendo peso en el crecimiento económico, hasta una contribución de dos décimas en el último trimestre del pasado año. Sin embargo, la inversión y la mayor aportación de la demanda externa en el cuarto trimestre -pese a la menor contribución del turismo- han terminado compensando ese descenso.
El PIB crecerá un 0,8%
De cara a 2018, los buenos datos de empleo y otras referencias de actividad apuntan a una aceleración del PIB en el primer trimestre, pasando del 0,7% registrado a finales del pasado año al 0,8% que, previsiblemente, registrará entre enero y marzo.
Así pues, la incertidumbre de Cataluña sobre la economía española en la última parte de 2017 no tiene, por el momento, un impacto negativo sobre la actividad económica del país. Por el contrario, otros factores como, por ejemplo, el crecimiento de las economías europeas, siendo estas el principal destino de las exportaciones españolas, han contribuido a impulsar el PIB.
En este favorable entorno macroeconómico, no exento de riesgos, como es por ejemplo la evolución del turismo, la economía española podría registrar en 2018 un crecimiento del 3,2%, por encima incluso del consenso.