La extrema izquierda, personificada en España en la figura de Pablo Iglesias, ha heredado de sus referentes internacionales un discurso basado en negar la legitimidad democrática de la economía de mercado. A pesar de que todas las grandes democracias del mundo son sistemas capitalistas, el neocomunismo ibérico insiste siempre en buscar modelos "alternativos", para lo cual inventa utopías como la de Venezuela, cuya mentira está hoy sobradamente refutada pese a la buena prensa que llegó a tener el chavismo.
Para esa izquierda cavernaria y atrasada, la publicación del Índice de Libertad Humana es algo así como una daga en el corazón. Y es que este interesante informe del Instituto CATO, firmado por Ian Vásquez y Tanja Porcnik, pone de manifiesto el alto grado de conexión que existe entre la libertad económica y la libertad personal. El mercado no es, por tanto, un impedimento para el desarrollo de la autonomía personal, sino el sistema económico idóneo para desarrollar sociedades más plurales.
El estudio en cuestión se construye a partir de casi 80 indicadores, que a su vez aparecen repartidos en distintas categorías: imperio de la ley, seguridad, libertad de movimiento, pluralismo religioso, respeto al derecho de asociación y reunión, derecho a la información y a la libre expresión, gobierno limitado, derechos de propiedad, estabilidad monetaria, apertura comercial y entorno regulatorio. Por tanto, el Índice de Libertad Humana conjuga los elementos clásicos de los rankings de libertad económica con decenas de indicadores referidos a las libertades civiles y personales. El estudio abarca 159 países y cubre ya casi una década de historia, puesto que los datos incorporados en el proyecto empezaron a recabarse en 2008.
Según el Índice de Libertad Humana, Suiza es el país que brinda una mayor libertad humana, con 8,9 puntos sobre 10. Hong Kong y Nueva Zelanda completan el podio, si bien la ausencia de libertades personales en la isla asiática explica el progresivo deterioro de la nota asignada por el informe. El top diez también incluye a Irlanda, Australia, Finlandia, Noruega, Dinamarca, Países Bajos y Reino Unido, todos ellos con más de 8,5 puntos sobre 10.
No andan lejos de estas puntuaciones los diez países que se cuelan en el top diez del Índice de Libertad Humana. Son Canadá, Austria, Suecia, Estonia, Luxemburgo, Alemania, Estados Unidos, Taiwán, Singapur y Lituania. Para encontrar a España tenemos que bajar diez escalones más, hasta llegar al puesto 30. Nuestro país recibe 8,2 puntos: 8,8 en la categoría de libertad personal, 7,5 en la de libertad económica. Nos movemos, por tanto, cerca de los niveles observados en Bélgica, Portugal, Japón, Corea del Sur, Francia o Italia.
Libertad personal y económica
Huelga decir que los países en los que suelen mirarse los enemigos del mercado tienen un resultado mucho más desfavorable. El mejor ejemplo es el de Venezuela, que solo logra 5,8 puntos en la tabla de libertad personal y apenas alcanza 2,9 en la que mide el grado de libertad económica, de modo que su calificación final es de 4,3 puntos sobre 10, el resultado más bajo de todo el continente americano.
En suma, como muestra la siguiente gráfica, un mayor nivel de libertad económica tiende a ir de la mano con un grado más elevado de libertad personal.
Por otra parte, aquellas regiones con un nivel de vida más alto logran también una puntuación tan alta en el Índice de Libertad Humana:
Y, aunque es cierto que la libertad humana no se traduce siempre en democracia (como muestra el caso de Hong Kong o Singapur), lo cierto es que este tipo de escenarios es atípico y que, en general, la libertad humana tiende a ir de la mano de un grado más alto de democracia: