Estocolmo, capital de Suecia, se prepara para prohibir la publicidad considerada sexista y racista en medio de un debate público sobre si debe ser decisión de los políticos decidir qué carteles podrán ponerse en la ciudad y cuáles no. Para Daniel Hellden, miembro del Ayuntamiento de Estocolmo, luchar contra la publicidad sexista y racista es una "misión política y personal", según explica a la BBC. "No deberíamos, como ciudad, ser parte de este tipo de publicidad. Tengo la responsabilidad ante los ciudadanos de Estocolmo de prohibir esto.", explica Hellden al medio británico.
El Ayuntamiento de Estocolmo, gobernado por el Partido Verde en coalición con los socialdemócratas, se preparan para iniciar esta purga contra los carteles que no cumplan determinados requisitos. A finales de febrero y principios de marzo, la capital sueca comenzará con este nuevo plan.
El trabajo del consistorio se centrará en eliminar las vallas publicitarias, pantallas digitales y paneles de información que consideren discriminatorios. Aseguran que, tras la llegada de cientos de refugiados -Suecia es uno de los países europeos que más refugiados ha recibido en los últimos años- tienen que trabajar con más ahínco en la lucha contra los estereotipos racistas. Además, las vallas consideradas como "inapropiadas" deberán ser retiradas en 24 horas.
Paris y Londres ya regulan la publicidad
Esta restrictiva medida no es pionera en Europa. Hace un año, el Ayuntamiento de París decidió eliminar los anuncios sexistas y degradantes de sus calles, tras una polémica campaña de la marca Yves Saint Laurent llamada "porno-chic".
Londres en 2016, por decisión de su alcalde Sadiq Khan, estableció que los anuncios que aparecen en los autobuses y en la red de Transport for London (TFL) deberían ser aprobados por un grupo directivo de acuerdo con unas regulaciones y requisitos pre-establecidos.
El lobby de Mujeres Suecas valoró hace unos meses a Suecia como "el peor de los países nórdicos en lo que respecta a las imágenes de género, debido a que es el único país nórdico que carece de legislación contra el sexismo y los estereotipos".
Pese al guiño del Ayuntamiento de Estocolmo a este lobby feminista, la asociación de anunciantes suecos (Syeriges Annonsörer) ha criticado la decisión del consistorio. "Tememos que esta prohibición aumente la burocracia y frene la libertad de expresión", explica el presidente de la organización Anders Ericson. "Creo que está mal porque si el Defensor del Pueblo publicitario llega a una conclusión y el Ayuntamiento de Estocolmo llega a otra conclusión, exactamente en el mismo anuncio, ¿a quién escucharemos? Estoy preocupado porque estas decisiones dependan de los políticos. Se da más valor a ser políticamente correcto que a los problemas reales", explica Ericson a la BBC.
Pese a las críticas, el Ayuntamiento de Estocolmo se mantiene firme en su decisión y asegura que el resto de municipios y ciudades suecas se sumarán a esta iniciativa en los próximos meses o años.