La crisis ha afectado, en mayor o menor medida, a todo tipo de familias debido, sobre todo, al fuerte aumento del paro. Pero existe un colectivo, el de los pensionistas, que no ha notado la Gran Recesión en sus bolsillos, a pesar, curiosamente, de la delicada situación financiera que atraviesa la Seguridad Social, cuyo déficit se ha disparado en los últimos años -cerró con un agujero próximo a 18.000 millones de euros en 2017-.
Así, tal y como muestra un estudio elaborado por Fedea sobre el consumo y el ahorro de las familias españolas durante la crisis, la renta disponible de los hogares bajó una media del 17,5% entre 2007 y 2013, aunque, posteriormente, repuntó un 2,5% hasta 2015, tras el inicio de la recuperación económica. Por ello, la renta real de las familias cayó en total un 15,5% entre 2007 y 2015, al pasar de 36.593 a 30.939 euros al año (-5.654 euros).
Sin embargo, por tipo de hogares, se observan dos hechos destacables. Por un lado, las familias dependientes del cobro de pensiones son las únicas que incrementan su renta disponible media durante el período 2007-2015, con casi 500 euros más. Los asalariados y autónomos son los que experimentan una menor caída de su renta (-12,3% y -19,1%, respectivamente), mientras que las familias financiadas con transferencias de otros hogares (-39,4%), rentas de la propiedad (-42,1%) y subsidios (-42,5%) sufren reducciones muy severas, a pesar de que en los últimos años han recuperado parte de sus ingresos.
Por otro lado, el hecho de que los pensionistas hayan ganado renta, a diferencia de las pérdidas que registra el resto de colectivos, ha permitido que escalen posiciones en cuanto al nivel de ingresos. Así, mientras que en 2007 los pensionistas constituían los hogares con menor renta (25.957 euros), en 2015 ya se situaban por encima de los hogares sostenidos por rentas de propiedad, transferencias de otros hogares y subsidios, tan sólo superados por asalariados (36.323 euros) y autónomos (32.916 euros).
Igualmente, los hogares formados por una persona mayor de 65 años, con o sin cónyuge, son los únicos que no reducen su renta durante la crisis y, si bien partían de un bajo nivel de ingresos en 2007 (18.628 euros), en 2013 ya se aproximaban a la renta media del conjunto de hogares. En este sentido, Fedea aclara que dicho aumento no se debió a la revalorización de las pensiones, "que legalmente no se produjo, sino fundamentalmente al aumento de las pensiones medias con las que los nuevos pensionistas entraban en el sistema, explicado por la evolución de las variables que determinan el cálculo de las mismas, principalmente, bases y años de cotización". Estos resultados, además, pueden considerarse compatibles con los observados por la OCDE, que estima que "entre 2007 y 2011 la ratio de pobreza relativa de España se redujo significativamente entre la población de mayor edad", añaden los analistas.
"Estos datos permiten sostener que el sistema de pensiones ha funcionado en España durante la etapa de crisis como un mecanismo de garantía de ingresos, impidiendo que los hogares que dependían de esta fuente hayan visto mermada, en media, su renta disponible", según incide el estudio.
Asimismo, la categoría "otros hogares" (integrada, fundamentalmente, por parejas con hijos mayores de edad o por parejas que conviven con sus ascendientes mayores de 65 años) es la que disfruta de una mayor renta disponible, seguida de las parejas con 2 o más hijos.
Por el contrario, los hogares unipersonales formados por adultos con edad inferior a 30 años (el colectivo más pobre en todo el período) son los que han sufrido la mayor caída de ingresos en la etapa de recesión, un 35,2% entre 2007 y 2013. "Sin duda, la importante destrucción de empleo entre los jóvenes explica este hecho, si bien la recuperación de renta entre 2013 y 2015 para estos hogares también ha sido la mayor (un 26,3%), lo que no ha evitado que esta categoría haya sido la que haya experimentado el mayor retroceso en todo el período de estudio: un 18,2%".
Tras estos hogares, la segunda mayor caída de renta durante la crisis se ha producido también en hogares unipersonales, pero con edades entre 30 y 64 años (-20,3%), siendo, sin embargo, modesto el porcentaje de recuperación de ingresos a partir de 2013 (apenas un 4,3%). Del resto de categorías, puede destacarse a las familias monoparentales con al menos un hijo, que también están en la parte baja de la distribución de la renta, y que pierden un 19,3% de ingresos entre 2007 y 2013, recuperando un 14,9% entre 2013 y 2015.
Por último, en cuanto a tramos de renta (siendo 1 el decil de menos ingresos), el porcentaje de caída real de la renta disponible fue bastante homogéneo, entre el 17,1% y el 18,5%, salvo en los deciles extremos. Así, el 10% de los hogares con rentas más bajas sufrieron la mayor pérdida de ingresos durante la recesión (-31%), frente al 10% de rentas más altas, que experimentaron la menor caída (-15,6%).
En la etapa de recuperación, por el contrario, la evolución ha sido prácticamente simétrica, aunque en sentido inverso, "correspondiendo el mayor crecimiento, un 12,7%, al primer decil, seguido de los deciles 2 (un 4%), 10 (3,3%) y 9 (2,4%), situándose las mejoras del resto de deciles entre el 1,3% y el 2,1%", concluye el estudio.