Los datos de empleo en enero han sido mejores de lo esperado, con un descenso de 178.000 afiliaciones sobre diciembre, inferior a los 214.000 previstos. Además, esta caída obedece a la estacionalidad y, una vez corregido dicho efecto, la Seguridad Social sumó 59.000 nuevos cotizantes, mejorando el ritmo de crecimiento del pasado trimestre, con un promedio de +53.000, y el especialmente flojo registro de diciembre (+42.000).
Servicios y construcción
La externalización de servicios y la construcción residencial explican, en gran medida, la positiva evolución del mercado laboral. Por un lado, los servicios mejoran claramente el dato de diciembre, debido a una mayor contribución de los servicios profesionales, categoría que incluye una amalgama de ramas de actividad como científicos, abogados o ingenieros, pero cuyo impulso responde al creciente proceso de externalización de servicios. En menor medida, también mejora el sector de telecomunicaciones, tecnología y medios, donde el efecto de la externalización es, igualmente, destacable.
Por el contrario, y como puede observarse en el siguiente gráfico, la aportación de las actividades relacionadas con el consumo pierden peso, lo que indicaría que el consumo de los hogares podría estar alcanzando su cénit.
Por otra parte, la construcción, en concreto el sector residencial, también está funcionando como catalizador de la expansión económica. Este sector podría ser de nuevo la gran sorpresa del año, tal y como ocurrió en 2017, cuando aceleró su crecimiento desde el 3% al 6,7%, tal y como avanzó Libre Mercado.
El PIB podría crecer un 0,8%
Estos positivos datos de empleo apuntan a una aceleración de la actividad en el primer trimestre del año, hasta el 0,8%, una décima más que a cierre de 2017. En este sentido, los indicadores de actividad PMI reflejan también un alto nivel de dinamismo en enero. En concreto, el PMI de manufacturas refleja una aceleración en los nuevos pedidos a la exportación, mientras que el de servicios indica otro trimestre de fortaleza, según Markit.
Por ello, y aunque todavía es pronto para ofrecer una estimación definitiva, el buen arranque de año avanza un crecimiento del PIB del 3% en 2018 (3,2%, en concreto), por encima de las previsiones oficiales -el Gobierno acaba de anunciar que elevará su previsión actual hasta el 2,5%, como mínimo- y de los analistas privados, cuyo consenso del Panel Funcas es ahora del 2,6%. Así pues, de cumplirse esta previsión, la economía española repetiría el mismo proceso registrado en 2017, cuando, progresivamente, fue mejorando sus estimaciones según fue avanzando el año.
Y si el empleo ha registrado un buen mes, el paro no ha sido menos. Es cierto que en enero hay 67.000 personas más apuntadas al antiguo Inem, pero lo que a primera vista puede parecer una mal dato no lo es. Primero, porque en el análisis de una serie con estacionalidad debe corregirse este efecto y el resultado ajustado es, en realidad, de una caída de 25.000 desempleados.
Además, el paro debería analizarse junto a la evolución del empleo, debido al incentivo que la creación de puestos de trabajo puede generar sobre la población inactiva que decide ponerse a buscar un trabajo ante las mayores expectativas de encontrarlo.
La combinación de empleo y paro ofrece una aproximación acerca de la población activa, cuya tendencia anual está mejorando desde inicios de 2017. A medio plazo, el crecimiento de la economía precisa de una mayor población activa, por lo que el hecho de que gente sin incentivos para buscar trabajo decida registrarse en el INEM para encontrar uno puede afear las estadísticas de forma coyuntural, pero, en el fondo, es un aspecto positivo.