El año pasado ha sido un buen año para el empleo. Según los datos de la EPA, en el conjunto de 2017 el empleo creció un 2,7% mientras que la tasa de paro descendió hasta el 16,5%.
Por comunidades autónomas, el empleo ha crecido especialmente en Navarra, Andalucía y Castilla-La Mancha, con tasas superiores al 4%, con el añadido de que en Navarra la tasa de paro es del 10%, bastante por debajo de la media nacional, al contrario que en Andalucía y Castilla-La Mancha, donde supera el 20%. Por el contrario, 2017 no ha sido tan buen año para Cantabria, Castilla y León, Extremadura y País Vasco, con incrementos del empleo inferiores al 1%. El caso extremeño es, si cabe, mucho más grave, puesto que también sufre una elevada tasa de paro.
En perspectiva, tan sólo Baleares ha recuperado el nivel de empleo previo a la crisis, mientras que, de mantenerse la actual senda de crecimiento, Canarias y Andalucía podrían unirse dentro de dos y de tres años, respectivamente. En el lado opuesto, podría pasar más de una década para que Galicia y País Vasco recuperaran todo el empleo perdido, puesto que el empleo apenas avanza a un ritmo del 1% desde 2013. A nivel general, España tardaría 3,6 años.
En los casos de las islas, existe un elemento dinamizador común, que no es otro que la hostelería, mientras que en Andalucía los sectores que impulsan la recuperación laboral son el público y el agrario.
Una positiva consecuencia del incremento laboral es que la proporción de ocupados sobre el total de la población -que puede definirse como "tasa de sostenibilidad"- crece durante los últimos años y ya casi representa la mitad, no muy lejos del máximo del 54% registrado antes de la la crisis. La buena noticia es que crece por la mayor creación de empleo, mientras que la mala es que descienden tanto la tasa de actividad -lo que significa que hay cada vez más jubilados- como la población menor de 16 años, muestra inequívoca del progresivo envejecimiento de la población.
Las regiones con mayor renta per cápita, como Baleares, Madrid, Cataluña o Navarra, son las que registran una "tasa de sostenibilidad" mayor, lo que guarda cierta lógica.
Falta mucho para reducir el paro
Por otro lado, en el caso del paro, ninguna comunidad autónoma se ha recuperado de la crisis y, de hecho, habría que esperar, al menos, otros dos años para que Asturias y Baleares registraran una tasa de desempleo similar a la existente antes del estallido de la burbuja. Por el contrario, Castilla La Mancha y Extremadura tardarían hasta seis y siete años. En términos generales, el paro ha descendido entre dos y tres puntos porcentuales por año desde 2013, de modo que España tardaría cerca de cuatro años en superar el problema del paro al ritmo de recuperación actual.
Asimismo, el paro de larga duración ha sido el que ha experimentado una caída más intensa desde 2014, especialmente en el de más de dos años, siendo éste uno de los elementos diferenciales entre las regiones españolas. Así, si en el caso de Extremadura el paro de larga duración apenas se ha reducido en dos puntos porcentuales, en Andalucía acumula una caída de ocho. Por el contrario, la variación del paro de menos de un año en estas dos comunidades ha sido en ambos casos de un punto.
Además, si bien Andalucía y Extremadura ocupan lugares opuestos en cuanto a reducción del paro, ambas regiones todavía comparten una de las tasas de desempleo más altas del país. En 2017, casi una cuarta parte de su población en edad de trabajar busca empleo.
Las diferencias de desempleo en el resto de regiones se encuentran, igualmente, en el paro de larga duración. El paro de menos de un año, pese a suponer la mitad del total, explica, por ejemplo, sólo una tercera parte del diferencial entre Extremadura y Navarra. Si se amplía el ejercicio a las tres regiones con más y menos paro, el diferencial que explica el desempleo de menor duración es algo inferior al 40%.
¿Significa que no hay que atender a las causas y motivos de las diferencias en el paro de menor duración? No, de hecho, existe una correlación entre mayor o menor paro y la proporción de asalariados con un contrato temporal. Entre otros motivos, la diferente estructura económica -mayor proporción de la construcción o de la hostelería, con un alto nivel de temporalidad- determina diferentes tasas de temporalidad entre regiones, que, a su vez, provoca un mayor o menor desempleo de menor duración al tratarse de un colectivo de trabajadores en continua transición del paro al empleo temporal.
En cuanto al paro de larga duración, que no incluye un componente de paro técnico o friccional como sí tiene el de menor duración, hay diversos factores a analizar, como son el nivel de formación o la movilidad geográfica, que merecen un próximo análisis.
En definitiva, el empleo crece a una diferente velocidad entre las regiones españolas, debido al mayor o menor peso que ostentan algunas actividades más dinámicas, como son el comercio y la hostelería, o el empleo más relacionado con el sector público. En cuanto al paro, resta algo más de tiempo para recuperar los niveles precrisis y las diferencias entre unas y otras regiones se explican, sobre todo, por la evolución del desempleo de larga duración.