La nueva moda entre los más ricos de Silicon Valley podría costarles la salud. En las últimas semanas, la empresa Live Water está haciéndose de oro gracias a esta nueva tendencia. La moda es muy simple. Live Water vende agua sin filtrar y embotellada. Es decir, agua sin tratar y con toda clase de microbios que no han sido depurados previamente.
El creador del movimiento a favor de beber "agua cruda", Doug Evans, afirma que Live Water busca el agua en manantiales difíciles de alcanzar y pone en duda los efectos beneficiosos para la salud del agua que se bebe del grifo o la embotellada, que ya está tratada.
La ciencia no ha respaldado esta nueva moda y, de hecho, ha comenzado a cuestionarla con severidad. A pesar de ello, muchos de los consumidores de Live Water dicen estar seguros de obtener beneficios para la salud tras beber agua sin tratar. El creador de la empresa, Mukhande Singh, ha asegurado a The New York Times que el agua que su compañía distribuye es "agua real, agua viva". Singh asegura que, a diferencia del agua que consumimos habitualmente, Live Water"se pone verde si lleva tiempo embotellada. Eso no pasa con el resto de aguas porque son aguas muertas".
Los expertos cuestionan la moda
Los expertos en seguridad alimentaria han advertido que esta es una idea absurda y que no existe ninguna evidencia de que el agua sin tratar sea mejor. De hecho, aseguran que el agua no tratada puede ser muy peligrosa y podría causar serios problemas en nuestro organismo. Según el experto Bill Marler, el agua sin tratar puede producir enfermedades como cólera, E. coli, hepatitis A y Giardia.
A pesar de todas estas contraindicaciones, Live Water vende garrafas de agua a 60 dólares, 49,7 euros, y las recargas a 12,4 euros. Todo esto, teniendo en cuenta que cada litro tiene un precio de 5 euros.
Doug Evans, el gran portavoz de estos supuestos beneficios del agua sin tratar, es el creador de Juicero. Esta empresa inventó un exprimidor con 400 piezas personalizadas, dos motores, 10 tarjetas de circuitos, un escáner, un microprocesador y antena Wi-Fi, aluminio de dedicación aeronáutica y un sistema capaz de soportar más de 7.000 kilos de fuerza. Algo así como un 'súper exprimidor' que se vendía a 700 dólares la unidad. De hecho, restaurantes, franquicias y consumidores no dudaron en gastarse esa cantidad de dinero en un aparato que presionaba una bolsa y la convertía en zumo.
La empresa recaudó más de 118 millones de dólares desde que salió al mercado en la primavera de 2016. Sin embargo, la agencia de noticias Bloomberg hizo quebrar la empresa con un simple vídeo. Una periodista demostró cómo apretando ella misma la bolsa de Juicero conseguía convertirla en zumo sin utilizar el 'super exprimidor'. Finalmente, la empresa tuvo que echar el cierre. Ahora Evans vuelve a la carga siendo el portavoz y difusor del mensaje a favor del agua sin tratar.