España cerró 2017 con un crecimiento del PIB próximo al 3%, por tercer año consecutivo, y con la mayor creación de empleo de la historia en términos homogéneos -descontando la regularización extraordinaria de inmigrantes realizada en 2005-, tras sumar más de 611.000 ocupados, encadenando así la cuarta subida anual consecutiva de la afiliación.
El pasado año, por tanto, fue un buen ejercicio en términos económicos, ya que se ha mantenido más o menos intacto el ritmo de recuperación cosechado en los últimos años. De hecho, 2017 ha marcado un punto de inflexión, después de que el PIB superara por primera vez los niveles precrisis, de modo que el país ya ha recuperado la riqueza perdida durante la recesión.
En concreto, la economía española alcanzó en el segundo trimestre de 2017 el nivel de PIB existente a mediados de 2008, nueve años después de que estallase la crisis financiera internacional más grave desde el crack del 29. Desde ese momento y hasta el tercer trimestre de 2013, la riqueza nacional se contrajo un 9,6%, un terreno perdido que, posteriormente, tardó casi cuatro años en recuperarse.
Pero, ¿cómo ha cambiado el PIB durante este largo período? Por el lado de la demanda, lo más destacable es, en primer lugar, el buen comportamiento que han demostrado las exportaciones a partir de 2009, hasta el punto de superar en un 28% el volumen de ventas registrado a mediados de 2008. La inversión, por el contrario, se mantiene un 24% por debajo del nivel precrisis, especialmente en el ámbito de la construcción (-39,9%), mientras que la inversión en bienes de equipo apenas ha caído un 2,3%, según el último informe trimestral sobre la economía española de la CEOE.
Por el lado de la oferta, llama la atención el deterioro de la construcción, cuya actividad aún se mantiene un 41% por debajo de 2008, mientras que la agricultura y los servicios superan en un 11% y 8%, respectivamente, los niveles precrisis.
Y dentro del sector servicios, destaca la buena evolución del área relacionada con la información y las comunicaciones (+33,3%), las actividades inmobiliarias (+16%) y las profesionales, que crecen un 16,1% desde el estallido de la Gran Recesión. Administración Pública, sanidad y educación presentan también crecimientos positivos del 9,3%, a diferencia de lo que sucede con actividades financieras y de seguros, cuyo volumen se ha hundido más de un 30% desde mediados de 2008.
Sin embargo, España todavía está a medio camino para alcanzar todo el empleo perdido durante la crisis. Si se toma como referencia la Encuesta de Población Activa, la crisis destruyó 3,8 millones de puestos de trabajo entre la segunda mitad de 2007, nivel máximo de empleo, y principios de 2014, nivel mínimo, lo que supone un descenso del 18%. Desde entonces, se han recuperado algo más de 2 millones de ocupados, de modo que aún quedarían entre tres y cuatro años para alcanzar de nuevo el nivel precrisis, siempre y cuando se mantenga el actual ritmo de creación de empleo.