Hace más de un siglo, en 1913, Estados Unidos introdujo una novedosa deducción en su sistema tributario que permitía descontar los impuestos pagados a nivel estatal y municipal a la hora de abonar los gravámenes exigidos por la Hacienda federal. Esta cláusula se ha mantenido en pie desde entonces, beneficiando a los contribuyentes de los territorios con impuestos más altos.
Los más críticos con esta deducción llevan décadas pidiendo su eliminación. Argumentan que, en la práctica, esta provisión del código tributario supone una ayuda para los territorios con impuestos más altos y un castigo para las jurisdicciones que mantienen un clima fiscal más amable con el contribuyente. Estos mensajes parecen haber confirmado a los legisladores del Partido Republicano, que han incluido la eliminación de esta deducción en la propuesta de reforma fiscal que están ultimando la Cámara de Representantes y el Senado.
A nivel nacional, los Estados en los que más contribuyentes se benefician de esta deducción son Nueva York y California. En áreas acaudaladas como Manhattan, la desgravación media que facilita esta deducción asciende a 25.000 dólares. Pero el impacto no se limita a la Gran Manzana. En total, el 35% de los contribuyentes del Estado de Nueva York se acoge a esta deducción con el objetivo de reducir su carga fiscal.
La eliminación de esta cláusula supondría un cambio muy profundo en el sistema tributario del país norteamericano. Históricamente, la competencia fiscal entre los distintos territorios de la Unión ha sido mucho más intensa y elevada que la observada en otros países. Sin embargo, esas dinámicas se han visto aminoradas por este mecanismo, que reducía el atractivo fiscal de los territorios de impuestos bajos y mejoraba el clima tributario de jurisdicciones que apuestan por subir los tributos.
La reacción no se ha hecho esperar. La propuesta ha despertado críticas en California, Connecticut y Nueva Jersey, pero Nueva York se lleva la palma. Según el New York Times, el presidente Donald Trump ha sido contactado por Stephen A. Schwarzman. El fundador de Blackstone, uno de los fondos más grandes del mundo, se pasó por un evento del mandatario para transmitirle su preocupación por la posible eliminación de esta deducción. Algo similar reporta el Financial Times, que esta misma semana llevó en portada la estrategia de lobby que están adoptando muchos neoyorquinos para evitar este cambio normativo. También el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, se ha manifestado públicamente en contra de la eliminación de la deducción.
Por el contrario, los defensores de la competencia fiscal opinan que los republicanos harían bien eliminando esta provisión y permitiendo queafloren las verdaderas diferencias tributarias entre unos y otros territorios. Florida, Texas o Nevada son algunas de las jurisdicciones que saldrían más beneficiadas, puesto que su fiscalidad es mucho más atractiva.