En la primera entrega de esta serie hablamos de las políticas de empleo aplicadas en Portugal desde que estalló la Gran Recesión. Aunque el relato políticamente correcto sobre la economía lusa sostiene que su recuperación va de la mano de un rechazo a las políticas de la "austeridad", lo cierto es que las medidas adoptadas estuvieron marcadas por todo lo contrario: reducción de la indemnización por despido, repliegue de la negociación colectiva, endurecimiento de las condiciones de acceso a prestaciones por desempleo, congelación del salario mínimo…
Pasemos ahora a la política fiscal. Tampoco en este ámbito hay señales de un cambio de rumbo significativo. La presión fiscal creció de forma sostenida entre 2008 y 2013, pasando del 41,5% al 45% del PIB. Sin embargo, con el conservador Passos Coelho en el gobierno, el peso de la recaudación fiscal sobre el PIB empezó a caer en 2014, cuando descendió al 44,6% del PIB, y siguió bajando en 2015, cuando llegó al 43,9% del PIB.
Cierto es que Costa anunció una batería de subidas tributarias nada más alcanzar el poder. Como explicó Libre Mercado, el nuevo gobierno anunció una tasa a las bebidas azucaradas, un impuesto a los pisos turísticos, un gravamen a la munición, un recargo a las bebidas alcohólicas… No obstante, el gobierno luso también ha actuado en la dirección contraria. Por ejemplo, ha recortado del 23% al 13% el IVA aplicado a la restauración. Además, ha introducido un tipo reducido del 12,5% en el Impuesto de Sociedades, aplicable a los primeros 15.000 euros de beneficio obtenidos por negocios instalados en zonas rurales y del interior.
En suma, la nueva política tributaria de Portugal ha arrojado un menor peso de la recaudación sobre el PIB. De acuerdo con los datos del FMI, la presión fiscal es ahora del 43% del PIB. Además, en ausencia de nuevas medidas, espera que dicho indicador caiga al 42,5% del PIB durante el resto de la legislatura.
Hasta aquí hemos hablado de los ingresos, pero ¿qué pasa con los presupuestos? Lo cierto es que su peso sobre el PIB subió del 45% al 52% entre 2008 y 2014; sin embargo, las medidas de "austeridad" introducidas por el gobierno de Passos Coelho redujeron este indicador hasta el 48% del PIB alcanzado en 2015, un fuerte recorte de cuatro puntos porcentuales en apenas un año.
En términos nominales, el gasto tocó techo en 2014, cuando alcanzó los 90.000 millones de euros, pero se ha mantenido congelado desde entonces, permitiendo que el crecimiento del sector privado reduzca el peso de las Administraciones sobre la producción nacional. Esto explica que la ratio gasto/PIB sea ahora del 44%, ocho puntos por debajo del máximo registrado en 2014.
Ese reequilibrio se traduce en que el déficit público se haya corregido con mayor intensidad y rapidez que en España. En 2010 llegó al 11,7 del PIB, un porcentaje tan abultado que motivó la intervención de la economía lusa como medida de último recurso antes de la quiebra soberana. Desde entonces, el déficit fue bajando hasta llegar al 4,3% del PIB en 2015, el último año de Passos Coelho. António Costa mantuvo la apuesta por la "austeridad" y Portugal ha registrado este año el déficit más bajo en cuarenta años, con un desequilibrio del 2,1% del PIB. El mismo primer ministro socialista que llegó al poder hablando de acabar con la "austeridad" quiere profundizarla y aboga por lograr el "déficit cero" a la mayor brevedad posible.
No se entendería que Costa siguiese otro camino. La deuda pública está en el entorno del 130% del PIB, un fuerte aumento frente al 70% observado en 2008. De momento, si se mantiene la misma política fiscal restrictiva, la deuda caerá al 118% del PIB en 2020. Un paso importante a la hora de corregir los excesos del pasado.
En la próxima entrega analizaremos las medidas de política económica que han marcado los dos primeros años de gobierno de António Costa. Aunque el relato políticamente correcto de la recuperación de nuestro país vecino se refiere solamente a medidas de carácter intervencionista, lo cierto es que muchas de las reformas introducidas han supuesto un claro compromiso con la "austeridad" y con la promoción de la economía de mercado.