La Fundación Faes, presidida por el expresidente del gobierno José María Aznar, celebró recientemente un interesante debate entre Pedro Antonio Merino, director de estudios de Repsol, y Fernando Fernández, profesor de la escuela de negocios IE Business School. La jornada, moderada por Miguel Marín, estuvo consagrada a evaluar las perspectivas económicas de España de cara al próximo curso, 2018.
La conversación arrancó en clave internacional. "Creo que 2018 va a ser mejor que 2017, sobre todo porque mejoran los fundamentales de los que depende la demanda exterior. La economía global va a crecer más el próximo año. Europa está en niveles del 2,5%, muy por encima de su promedio histórico reciente. En Estados Unidos, a pesar de que la recuperación comenzó antes y la fase del ciclo es otra, el comportamiento también es favorable, a lo que hay que sumar el impacto de una reforma fiscal", señaló Merino.
Merino, que lleva más de tres lustros encabezando el departamento de inteligencia estratégica de la empresa energética, insistió en que "es importante entender que, desde el pasado año, el crecimiento del comercio exterior supera el ritmo de avance del conjunto de la economía mundial", algo que beneficia especialmente a una economía exportadora como España.
También se mostró optimista Fernández, que anticipó "un año bueno para todas las áreas económicas del mundo". Sin embargo, el académico alertó de tres factores de riesgo: "uno, se retirarán los impulsos monetarios y se normalizará la política monetaria, de modo que habrá que ver si la economía puede crecer sin muletas; dos, será un año en el que China tendrá que resolver la encrucijada de su creciente nivel de endeudamiento, que preocupa a algunos observadores; tres, los precios del petróleo pueden volver a subir, después de haber tocado suelo en los últimos años".
España: ¿2% o 3%?
Centrando el tiro en España, Marín preguntó a los invitados de Faes por las proyecciones para 2018. "Se podría decir que ya hemos pasado el pico del ciclo, porque se espera que el próximo año empiece a bajar el crecimiento. Además, algunos de los vientos de cola que han beneficiado a la economía española parecen estar aminorando su impulso. Y, por si no fuese suficiente, también hay que tener en cuenta que el conflicto catalán contribuye a empeorar las perspectivas", destacó el director del área de Economía de la fundación organizadora.
Según Merino, "las condiciones endógenas son ahora mucho mejores que en 2007. Ya no generamos déficit por cuenta corriente, ya no necesitamos el ahorro externo, por tanto eso envía una señal muy positiva a los inversores extranjeros. España es hoy un "no problema" y, de hecho, el resto del mundo nos ve como un gran país para invertir. El crecimiento se está moviendo en el entorno del 3%".
Menos optimista fue la valoración del profesor de IE Business School. "Hay un factor positivo, que es el excelente comportamiento de las exportaciones. Esa mejora se beneficia de la fortaleza en la demanda europea, sobre todo entre nuestros principales socios: Alemania, Francia… Pero hay amenazas que no podemos ignorar. Para empezar está el perfil político-institucional, muy tocado por la crisis de Cataluña. Además, España se ha beneficiado mucho de la política monetaria del BCE, pero esa ventaja va a esfumarse con el paso del tiempo, porque el ruido sobre tipos más altos solo va a ir a más. También tenemos que reconocer que es difícilmente explicable que España siga teniendo un déficit del 3% del PIB, incluso tras años de crecimiento. Por último, también creo que la moderación salarial va a ir quedando atrás, de modo que los salarios volverán a subir en 2018 y 2019, reduciendo el margen de competitividad. Creo que más que en el 3%, nos moveremos en el 2% o como máximo 2,5%", señaló.
Sobre Cataluña, Fernández apuntó que "el daño está hecho ya, se ha roto el relato internacional que sostenía que las instituciones habían logrado salir muy fuertes después de una dura crisis. Esto puede resultar en menos inversión extranjera, porque lo que ha quedado claro es que hay una amenaza explícita a la viabilidad de nuestro país. Ahora hay que intentar remontar esa percepción. En Canadá no lo lograron y el Quebec sufrió una gran decadencia, si bien es cierto que otras provincias se beneficiaron, igual que ocurrirá en España con regiones limítrofes o con otras autonomías que sepan presentarse como alternativa".