La Denominación de Origen (DO) del Cava se diferencia de otros caldos por su dispersión geográfica. En total, abarca casi 160 municipios, de los que más de 130 están ubicados en suelo catalán, lo que supone 29.000 hectáreas sobre un total de 36.000. Entre las restantes, el cava valenciano y el espumoso extremeño son los más relevantes, con 4.000 hectáreas en Requena y 1.400 en Almendralejo.
Hay, además, otras explotaciones dedicadas a la producción de cava. Se ubican en La Rioja (dieciocho municipios cuentan con autorización), País Vasco (tres localidades de la provincia de Álava), Aragón (dos pueblos de la provincia de Zaragoza) y Navarra (con dos Ayuntamientos reconocidos por la DO).
Pero, aunque el paraguas de la DO es muy relevante, lo cierto es que el sector enfrenta desde hace muchos años la competencia de vinos espumosos elaborados en otras regiones españolas. Un buen ejemplo lo tenemos en Galicia, donde la trayectoria de este nicho de mercado muestra una clara evolución al alza.
Ya en la década de 1920, la Compañía Vinícola Gallega empezó a elaborar en Nigrán el llamado Champán Galicia. En los años 30 y 40 fue Orense la provincia que se colocó a la vanguardia de este tipo de producción, de la mano de las botellas de Champán Gulías. El espumoso siguió proliferando de forma puntual en la segunda mitad del siglo XX, de la mano de Bodegas Ramos, Bodegas La Patena…
Pero el vuelco en el sector llega hace poco más de diez años, cuando las explotaciones del vino gallego empiezan a experimentar con la producción de vino espumoso. Según explica la web especializada Gastronomía de Galicia, vinculada al gobierno autonómico, la región del Noroeste produce ya una veintena de caldos burbujeantes, apoyándose en el emprendimiento de distintas bodegas amparadas por las DO de Rías Baixas, Ribeiro y Valdeorras.
El silencioso auge del espumoso gallego
El sector no se esconde y celebra desde hace varios años la Fiesta del Vino Espumoso, una Feria que celebrará su cuarta edición los días 2 y 3 del próximo mes de diciembre. Está previsto que el evento sirva para presentar dieciséis variedades de caldo espumoso elaborado con uva autóctona de la DO Rías Baixas. A estas botellas ha que sumarle las cuatro líneas de vino burbujeante que produce la DO Valdeorras y las dos ligadas a la DO Ribeiro.
Grandes empresas vinícolas de la región han desarrollado ya su vino de burbujas. Es el caso de Mar de Frades, que empezó a experimentar con el espumoso en 2009 desde la convicción de que la uva albariño es ideal para este tipo de caldos. Este año, la empresa sacará al mercado 20.000 botellas de esta variedad.
No es un caso aislado: el sector está acelerando su producción de forma continuada, coincidiendo con la 'guerra del cava' que están librando los bodegueros catalanes con su competencia en Valencia y Extremadura. En los últimos cuatro años, el sector ha crecido un 500%, pasando de 30.000 a 150.000 botellas. Aunque las cifras de negocio en Galicia aún están lejos de los números extremeños, el precio de estos albariños espumosos ronda los 8,5 euros, duplicando el coste de los caldos elaborados en Requena o Almendralejo.