El domingo por la noche, La Sexta emitía la entrevista que Jordi Évole realizó al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Quizá, uno de los momentos más interesantes desde el punto de vista económico llegó cuando el presentador sacó de una bolsa varios fajos de billetes, el montante exacto para comprar un paquete de pañales en el país.
Ante tal imagen, Maduro afirmaba sentir vergüenza y pena por la situación económica que asola a su país. Sin embargo, la causa de tal situación no es la "guerra económica" urdida por EEUU a la que aludió durante la entrevista, sino a las nefastas políticas adoptadas por el régimen bolivariano.
La realidad económica que viven hoy los venezolanos es realmente alarmante. Tanto es así que el propio régimen ha dejado de publicar gran cantidad de estadísticas desde hace casi tres años. De hecho, el último dato oficial del PIB publicado en el Banco Central de Venezuela corresponde al tercer trimestre de 2015, mientras que el Instituto Nacional de Estadística hace lo propio y no publica cifras desde 2013.
Lo primero que cabe señalar es que Venezuela sufre hoy la mayor recesión de su historia, así como la caída más intensa del PIB a nivel mundial. Y su crisis nada tiene que ver con la caída de los precios del petróleo en los últimos años, del que depende en gran medida la economía venezolana, ya que, otras potencias exportadoras de crudo no se encuentran en la misma situación, tal y como avanzó Libre Mercado.
Volviendo sobre los precios, el incremento de los mismos se ha descontrolado por completo. Según el Banco Mundial, la subida del IPC fue del 121,74% en 2015 y del 256% en 2016. Además, el pasado mes de octubre el país entró en hiperinflación, ya que el aumento de precios superó la barrera del 50% al mes.
Los continuos aumentos de salarios aplicados por el Gobierno, cinco en lo que va de año, no hacen más que agravar los incrementos de los precios. Además, existen graves problemas de liquidez en los bancos, lo que dificulta la retirada de efectivo de las sucursales, según informa Econométrica. Asimismo, el propio Maduro anunció hace tan solo unos días una importante reestructuración de la deuda pública externa venezolana que, probablemente, incluya una quita sobre la misma, de modo que el país se dirige hacia la bancarrota.
La situación que vive el sector privado en Venezuela es desastrosa. Uno de los principales problemas que dificulta la recuperación es el escaso, cuando no nulo, respeto hacia la propiedad privada por parte del Estado (basta recordar aquellas imágenes de Hugo Chávez gritando "exprópiese" en medio de una plaza). Prueba de ello es el Índice de Derechos de Propiedad elaborado por The Heritage Foundation, que hace referencia a la protección que se da al inversor y al riesgo de expropiación que éste asume invirtiendo en el país.
No obstante, también es muy clarificador el resultado que Venezuela obtiene en el Índice de Integridad del Gobierno elaborado por la misma fundación. Éste hace referencia a la transparencia de las instituciones, a la confianza en los políticos, a la existencia de corrupción y a la velocidad de pago de facturas y deudas del gobierno.
A todo ello debemos sumar la falta de medicamentos y alimentos que vive gran parte de la población venezolana, hasta el punto de declararse una auténtica situación de emergencia humanitaria. En resumen, la situación económica de Venezuela es, simplemente, desesperada y las medidas propuestas por el chavismo no son la solución, sino el problema. El paraíso socialista que prometía el régimen bolivariano se ha convertido en un autentico infierno en la tierra para los venezolanos.