El uso del salario medio siempre es algo controvertido. Muchos argumentan que en absoluto es una imagen fiel de la distribución salarial y que, precisamente porque esta distribución es desigual, no es pertinente usarlo. No obstante, este dato sigue teniendo relevancia a nivel mediático.
El salario medio mensual fue de 1.878,1 euros brutos en 2016, lo que supone un descenso del 0,8% respecto a 2015, la primera caída desde 2006, según el Decil de salarios del empleo principal que el Instituto Nacional de Estadística publicó el miércoles y que extrae de la Encuesta de Población Activa (EPA). La distribución por deciles divide a todos los ocupados en 10 grupos iguales con su propio salario medio.
En contra de lo que cabría esperar, ninguno de los partidos políticos o sindicatos se ha molestado en analizar esta bajada con detenimiento para ver qué parte de la distribución salarial sube y cuál se reduce. Ése es justamente el propósito del siguiente gráfico, en el que se muestra el salario medio bruto mensual por deciles de la distribución salarial en 2015 y en 2016.
Se ve claramente que, aunque hay deciles que pierden renta también hay una parte de la distribución que ha experimentado ganancias salariales el año pasado. En este caso los tres deciles que han salido perjudicados han sido los más altos (8, 9 y 10), esto es el 30% de los asalariados que más cobran, mientras que los que han mejorado han sido el 40% más pobre –las rentas bajas, deciles del 1 al 4–. Los deciles intermedios (5, 6, y 7) prácticamente se han mantenido iguales.
Solo con un primer vistazo a este gráfico podríamos aventurarnos a decir que la desigualdad salarial ha caído en 2016, aunque como estamos observando datos de salarios en términos absolutos es más conveniente saber qué ha sucedido en términos relativos, puesto que son las variaciones porcentuales de renta de cada decil lo que determina la variación de la desigualdad cada año.
En el siguiente gráfico se observa la variación relativa del salario medio de cada decil en 2016 respecto a 2015. La imagen es más que clara: el 10% de los ocupados con sueldos más bajos se ha beneficiado de una subida salarial en términos nominales de más del 10%, mientras que el 10% que más cobraba en ese mismo año ha visto cómo, de media, su salario se reducía un 4,5% el pasado año.
El decil de salarios del empleo principal, de donde salen estos datos, no ofrece el índice de Gini, lo que permitiría cuantificar con exactitud la caída de la desigualdad de rentas registrada en 2016. Sin embargo, la Encuesta de estructura salarial sí lo ofrece, aunque lamentablemente aún no hay datos disponibles. Pese a ello es presumible que, tal y como pasó en 2015, ambas encuestas sigan la misma tendencia y, por tanto, la desigualdad también haya bajado el pasado ejercicio.
La conclusión es que en 2016 sigue sin cumplirse la teoría promovida por partidos y pensadores de izquierdas, según la cual los salarios de los trabajadores están bajando o se mantienen estancados en el mejor de los casos, mientras que los directivos y, en general, los que más ganan no paran de acumular aumentos de sueldo. Es justo al revés. Dicha tesis ya se reveló como falsa con los datos de 2015, pero quienes sostienen estas ideas hacen caso omiso de las evidencias de forma sistemática.