Malas noticias para los líderes del independentismo catalán. De acuerdo con IDESCAT, la agencia estadística de la Generalidad, el pulso a la legalidad se ha traducido en un fuerte retroceso de la actividad económica. Así lo refleja la práctica totalidad de los indicadores adelantados que acaban de salir a la luz, en pleno debate sobre la aplicación del artículo 155 de la Constitución Española.
El primer aspecto que preocupa es el de la inversión extranjera. Es cierto que aún no se han publicado los datos del tercer trimestre del año, pero ya tenemos encima de la mesa las cifras de abril, mayo y junio. A lo largo de dicho período, la inversión extranjera subió casi un 13% en España, pero descendió más de un 10% en Cataluña. Este descenso de la inversión extranjera alcanza cotas dramáticas en algunos segmentos de la actividad económica. Si nos fijamos en la industria manufacturera, las cifras oficiales arrojan una caída interanual del 20%. Algo similar ocurre con la inversión foránea consignada al sector comercio: baja cerca de un 50%.
También merece la pena considerar el ritmo de venta de vehículos, incluyendo industriales y turismos. Aquí sí tenemos cifras para el mes de septiembre, en el que el desafío independentista experimentó una innegable escalada. Pues bien, a lo largo del pasado mes, el número de vehículos industriales matriculados en Cataluña bajó un 9% en términos interanuales, frente a la subida del 5% observada en España.
Si nos fijamos en las matriculaciones de turismos, la evolución también resulta llamativa. Mientras que en toda España se dio un aumento del 3% en el mes de septiembre, en Cataluña se registró una caída cercana al 0,5%. Las cifras de octubre podrían ser aún mayores, teniendo en cuenta que los concesionarios de Barcelona hablan de una caída de ventas que, entre el 1 y el 15 de octubre, ha superado el 30%.
La agencia estadística IDESCAT también ofrece los datos de demanda eléctrica. En su conjunto, el consumo venía subiendo más de un 2%, pero septiembre supuso un frenazo que llevó la demanda hasta niveles cercanos al 0%. La comparativa con 2016 resulta especialmente sangrante, porque el consumo eléctrico en septiembre del pasado año arrojó una subida del 5%. También llama la atención la situación de la demanda eléctrica en la industria: cae cerca de un 1%, frente al aumento del 3% que venía observándose hasta finales de verano.